Las estrellas en junio: Bootes, Libra y Corona Borealis
Recuerdo que cuando era niño y llegaban los meses de mayo y junio (especialmente junio) algo dentro de mí me decía que ahora venía lo bueno. Eran muchos los motivos para pensar en ello: el fin del curso escolar, el comienzo de las vacaciones, el buen tiempo, el salir con los amigos, etc. En aquella época eran los calendarios y los anuncios de la tele los que me anunciaban la llegada del verano, sin embargo, conforme me fui convirtiendo en lo que ahora soy, empecé a utilizar un calendario mucho más espectacular, el firmamento. En los días de mediados de mayo, al mirar hacia el Sureste a comienzos de la noche, se empiezan a vislumbrar las estrellas que forman la constelación del escorpión. Es prueba inequívoca de que el verano se está aproximando sin que nada ni nadie pueda detenerlo (¡ni falta que hace!). Verano ha pasado ahora a ser sinónimo de noches cálidas y cortas, es sinónimo de Perseidas, de Vía Láctea cruzando de Norte a Sur nuestro cielo, sinónimo de noches en la sierra observando las estrellas tras la ruta de senderismo correspondiente de la mañana… en definitiva, el verano para un astrónomo tiene un significado especial.
Y es que el tiempo pasa (aunque no al ritmo al que nos gustaría) y ya nos encontramos en junio, y en junio entra el verano tal y como hemos comentado en el correspondiente artículo sobre la situación planetaria de este mes de junio. Es cierto que el cielo de Invierno es bastante más espectacular que el cielo de Verano, pero no podemos quejarnos. Salimos de la Primavera, dominada por la pobreza de estrellas, la dificultad de observar la Vía Láctea a horas «decentes» y nos adentramos en el Verano, período durante el cuál la Vía Láctea (y el centro galáctico) se nos muestra en todo su apogeo.
Al caer la noche en junio, y mirando hacia el Oeste, empiezan a despedirse hasta el año que viene algunas de las constelaciones típicas de la Primavera que ya hemos descrito en meses anteriores, como pueden ser Leo, Cáncer, Hidra, etc… Otras como Virgo, el Boyero o Libra empiezan a perder altura progresivamente, anunciándonos que nos encontramos ante las últimas oportunidades para su observación. Sin embargo, y como la vida misma, mientras que nos tenemos que despedir de unas constelaciones, otras nuevas aparecen por el Este y van ganando altura para culminar en el Sur, entre ellas destacamos Ophiuco, Sagitario, el Escorpión, etc. y dominando el cénit nos encontramos Hércules, la Lira o el Cisne. La Vía Láctea domina el Este al principio de una noche de Junio, y poco a poco va ganando altura y belleza hasta cruzar radiante de Norte a Sur, mostrando una ingente cantidad de estrellas y oscuras calles de polvo que nos imposibilitan ver la grandiosidad de TODA nuestra galaxia. Recordemos una vez más, las estrellas que observamos como tales no sólo pertenecen a nuestra Galaxia, la Vía Láctea, sino que pertenecen a la vecindad solar y es la absorción debida al polvo lo que nos impide ver más allá.
Durante este mes de junio nos vamos a centrar en la descripción de las constelaciones del Boyero (Bootes), Libra y la Corona Boreal (Corona Borealis).
Esta constelación, conocida en español como el Boyero o el conducto de bueyes, ocupa 907 grados cuadrados en el firmamento, siendo la 13ª constelación que más área cubre en el firmamento. Se trata de las pocas constelaciones que no poseen ni un sólo objeto del catálogo Messier. Arturo, su estrella más brillante, es la cuarta estrella más brillante de todo el firmamento (con una magnitud visual de -0.04). Aunque si consideramos estrellas individuales (no sistemas de estrellas) se trata de la tercera más brillante.
La constelación del Boyero se encuentra en una zona bastante pobre tanto de estrellas como de objetos de cielo profundo interesantes. En esta constelación podemos destacar:
- The Bootes Void: Permitidme no traducir este término porque no sé si sabría hacerlo correctamente. Antes de explicar esta región, permitidme explicaros un poco acerca de qué es un «void» ahora que ya somos unos expertos en astrofísica galáctica. Sabemos que la distribución de materia oscura, y por lo tanto la distribución de galaxias en el Universo, es filamentada. Pues bien, entre filamento y filamento encontramos grandes espacios vacíos en los que el número de galaxias que encontramos es muy pequeño (casi nulo). A estos espacios vacíos se les denomina «voids» y el estudio de galaxias que se encuentran en estas zonas es muy importante para estudiar cómo evolucionan las galaxias de forma totalmente aislada (sin la influencia de otras). Decir que este «void» en particular tiene un diámetro de unos 250 millones de años-luz y que contiene sólo unas 60 galaxias. Es especialmente llamativo el hecho de que «si la Vía Láctea hubiese estado en el centro del «void» del Boyero, no hubiésemos sabido que había otras galaxias hasta los años 60″ debido a nuestro limitado instrumental, según señala el astrónomo norteamericano Gregory Scott Alderling.
- NGC5466: Bonito cúmulo globular, fácilmente identificable a partir del triángulo formado por Arturo, M3 y este cúmulo. Fue descubierto por William Herschel en 1784 y se encuentra a unos 52800 años-luz de distancia.
Se trata de una constelación relativamente pequeñita, ocupando el puesto número 29 con sus 538 grados cuadrados de superficie en el cielo. Al igual que en el caso anterior no nos encontramos objetos Messier en su interior. Aunque de acuerdo con la nomenclatura estelar de Dreyer, se ordenan los nombres de las estrellas de mayor brillo a menor dandole el nombre «alpha» a la más brillante, «beta» a la siguiente y así sucesivamente, en esta constelación beta-Libra es más brillante que alpha-Libra.
Algunos de los objetos a destacar en esta constelación son las galaxias NGC5792, NGC5890 o NGC5885. De ellas, sólo NGC5885 puede considerarse objeto para ser observado con un telescopio de aficionado, aunque sólo bajo condiciones de observación prácticamente idílicas debido a su baja magnitud (11.8). Otro objeto observable, aunque no espectacular, puede ser el cúmulo globular NGC5897 con una magnitud aparente de 8.6.
Se trata de una humilde constelación con sólo 4 estrellas más brillantes que magnitud 3. Se encuentra entre las constelaciones de Hércules y el Boyero y tiene forma de semicírculo. Es la 73ª constelación que más área cubre en el cielo con 179 grados cuadrados.
Desde un punto de vista observacional poco es destacable de esta constelación, salvo el hecho de que alberga en su interior un denso cúmulo de galaxias, el Abell 2065, con unas 400 galaxias en un área de aproximadamente 1 grado cuadrado.
Con esto terminamos la etapa correspondiente al mes de junio donde hemos hablado de las constelaciones de Bootes, Libra y Corona Borealis. Durante el próximo mes nos meteremos de lleno en constelaciones veraniegas como Hércules, Ophiuco, Serpiente y el Escorpión.
Por Tomás Ruiz Lara (@owl_astro)
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