Las estrellas en abril: Leo, Leo Minor y el Lince
Debemos de admitirlo, por muy espectacular que el cielo de Enero, Febrero y Marzo sea, a todos nos cuesta sacar el telescopio en una noche con temperaturas bajas. Además de los instrumentos ópticos y mapas pertinentes, debemos de sumarle ropa de abrigo, termos y mucho fuerza de voluntad para afrontar una noche a la intemperie. Sin embargo, eso se ha acabado, hemos empezado la primavera y desde nuestras latitudes eso significa temperaturas mucho más suaves que nos animan a disfrutar de nuestra afición.
En una noche típica de abril aún podremos disfrutar de las constelaciones comentadas los meses anteriores. Orión domina el cielo del suroeste al atardecer, con los canes (mayor y menor), Géminis y Auriga siguiéndole de cerca. Sin embargo, desde el punto de vista astronómico, primavera es sinónimo de galaxias y galaxias es sinónimo de observación perpendicular al disco de nuestra Galaxia (con mayúscula). Ya lo hemos comentado en los meses anteriores, pero ahora seremos capaces de observarlo claramente con nuestros propios ojos. El mes de abril es un mes de transición. La zona de Orión, poblada de estrellas y nebulosidades da paso a una zona más pobre de estrellas y austera, una zona menos afectada por la extinción del polvo de nuestra Vía Láctea, lo que nos permitirá observar aquellos objetos que componen los ladrillos del Universo que nos rodea, los objetos más lejanos accesibles con nuestros modestos instrumentos, las galaxias. Durante el próximo mes, y coincidiendo con las fechas óptimas de observación de los cúmulos de galaxias de Coma y Virgo, os explicaremos de forma breve cómo se forman estos sistemas, así como algunas de sus características más conocidas. Como digo, eso será el mes que viene, sin embargo, para ayudar a comprender un poco mejor algunos de los objetos que ya durante este mes vamos a observar, permitidme daros una primera entrega de «Astrofísica Galáctica».
Vamos a centrarnos en la observación de las primeras constelaciones que se encuentran en la zona fronteriza entre la observación en el plano de la nuestra Galaxia y en dirección perpendicular al mismo. Pero antes de continuar una aclaración que ya hemos hecho en meses anteriores, TODAS las estrellas que son observables en una noche desde la Tierra, pertenecen a nuestra Galaxia, TODAS, a excepción de observaciones de galaxias externas como las que podremos disfrutar durante estos meses. Así, continuando con nuestro viaje por el cielo nocturno, las siguientes constelaciones con las que nos encontramos conforme giramos nuestros telescopios hacia el Este son las constelaciones de Leo, Leo Menor y el Lince, constelaciones que nos servirán de aperitivo para el festín de galaxias del próximo mes.
Y para terminar con esta introducción, una advertencia: para la observación de galaxias necesitaremos grandes diámetros, cielos oscuros y aún así no esperemos ver brazos espirales o algo más allá que simples manchitas borrosas en el firmamento. Eso sí, cada vez que observéis una galaxia recordad lo que está sucediendo: fotones que se emitieron debido a las extremas condiciones físicas en las galaxias han viajado millones y hasta miles de millones de años atravesando zonas sometidas a las más extremas condiciones para acabar en tu retina, formando parte de ti, sin duda alguna, es la mejor manera de sentirnos parte de este espectacular Universo de luz y de materia.
Hagamos nuestro particular recorrido por las constelaciones observables durante este mes.
El cenit de las noches de abril está dominado por el brillante asterismo de la constelación de Leo. Con sus 947 grados cuadrados de extensión en el cielo nocturno, Leo ocupa el puesto 12º en cuanto a tamaño en el firmamento. Esta es una de las constelaciones de obligada visita por los astrónomos aficionados ya que contiene 5 objetos del catálogo Messier bajo su dominio: Messier 65 (M65, NGC 3623), Messier 66 (M66, NGC 3627), Messier 95 (M95, NGC 3351), Messier 96 (M96, NGC 3368) y Messier 105 (M105, NGC 3379). Dos lluvias de estrellas tienen su radiante en esta constelación, dando nombre a las conocidas como «leónidas de enero», una lluvia menor de principios de enero; y a las famosas Leónidas, cuyo pico se encuentra entre los días 17 y 18 de noviembre y que es una de las lluvias más famosas del año, con un pico de actividad rondando los 20 meteoros a la hora.
Con una magnitud aparente de 1.35, Régulo es la estrella más brillante de esta constelación, aunque más que estrella debemos de hablar de sistema múltiple. Sabemos que las estrellas (que nacen del colapso de nubes moleculares gigantes) no se forman de manera aislada, de hecho, sistemas múltiples y hasta cúmulos de cientos y miles de estrellas es lo más abundante en nuestra Galaxia, lo raro son sistemas como el nuestro, donde nuestro Sol vaga por en medio interestelar en la más absoluta soledad, siendo Próxima Centauri la estrella más próxima al Sol con una distancia de aproximadamente 4 años-luz. Régulo es un sistema cuádriple. Régulo A, B y C pueden ser observables con telescopios de aficionado con una separación de unos 170 segundos de arco y magnitudes de 8.14 y 13.5 (algo débil para nuestros telescopios). Régulo A, a su vez, está formado por un sistema doble que sólo es discernible recurriendo a telescopios profesionales y a técnicas espectroscópicas. Como curiosidad, decir que Régulo es la estrella brillante más cercana a la eclíptica.
Denébola, la segunda estrella más brillante de esta constelación, no es una estrella cualquiera, se trata de una variable del tipo Delta Scuti y realiza ciclos de luminosidad (de más brillante a menos brillante para volver a su brillo inicial) en unas 2.5 horas, lástima que su cambio en brillo máximo sea de tan sólo 0.025 magnitudes, lo que lo hace imperceptible al ojo humano.
Algunos lectores estaréis pensando: «después de la paliza que nos ha dado sobre galaxias y que estos meses son meses de galaxias… y aún no nos ha enseñado ni una sóla galaxia!!» Pues aquí van las seis primeras. Hemos dicho que Leo albergaba 6 objetos Messier, pues bien, todos ellos son galaxias, es decir, sistemas como nuestra propia Vía Láctea. Empecemos por el conocido como triplete de Leo y el grupo de galaxias de M96 (como podéis ver los astrónomos utilizamos nuestro intelecto para otras cosas… los nombres no son lo nuestro 😉 ).
- Triplete de Leo: El triplete de Leo es un grupo de galaxias formado por M65, M66 y NGC3628. De alguna manera este sistema nos puede recordar a la visión que un habitante de otra galaxia podría tener del Grupo Local, dominado por M31, M33 y nuestra propia Galaxia. Este triplete es fácilmente accesible con telescopios modestos y además fácil de localizar a partir del triángulo imaginario que forman 3 estrellas brillantes como son Denébola, Theta Leonis e Iota Leonis, a media distancia entre Iota y Theta Leonis. El sistema se encuentra a una distancia aproximada de 35-36 millones de años-luz. Con un telescopio de aficionado y un ocular de poco aumento los 3 objetos deben de caber en el campo de visión como 3 objetos neblinosos. Telescopios profesionales son capaces de revelar las importantes calles de polvo en su disco impidiéndonos ver la luz que hay tras ellas.
- El grupo de galaxias de M96: Otro grupo de galaxias que podemos encontrar en la constelación de Leo es el grupo de galaxias de M96. A medio camino entre Régulo y Theta Leonis, y prácticamente a la misma declinación que Régulo, aparecen observables con nuestros telescopios M95 y M96, dos galaxias espirales más bonitas accesibles con nuestros telescopios, y las dos galaxias más prominentes del grupo de M96. Este grupo, está además formado por M105, NGC3299, NGC3377, NGC3384, NGC3412 y NGC3489, todas ellas galaxias elípticas o lenticulares. Aunque no todas ellas estarán al alcance de nuestros telescopios, recomendamos que tratéis de localizar al menos M95, M96, M105 y NGC3384 (distancia aproximada 31 millones de años luz).
La observación de estos sistemas galácticos nos pueden ayudar a viajar en el tiempo, no sólo porque la radiación que estamos viendo dejó su sistema de origen hace más de 30 millones de años, sino porque nuestro descubrimiento «personal» se puede asemejar a la visión que por primera vez astrónomos del calado de William Herschel, Charles Messier o Pierre Méchain tuvieron al descubrir estos sistemas.
Al norte de la espectacular e interesante constelación de Leo podemos encontrar otra zona pobre de estrellas (característico del cielo primaveral) donde encontramos las constelaciones del León Menor y el Lince.
Leo Menor, con sus 232 grados cuadrados en el cielo ocupa el puesto 64 en área cubierta. En esta constelación no nos encontramos ningún objeto Messier y los objetos de cielo profundo que podemos destacar en la misma son (como no) galaxias de bastante bajo brillo superficial que supondrán un reto para nuestros modestos telescopios. Destacamos los objetos NGC3432, NGC3003, NGC3344, NGC3504 y NGC2859. En esta constelación se encuentra la galaxia IC2497 y el conocido como «objeto de Hanny» (Hanny’s Voorwerp en holandés). Este curioso objeto fue descubierto por Hanny van Arkel, una profesora holandesa de primaria mientras participaba en el proyecto Galaxy Zoo (uno de los proyectos de colaboración entre astrónomos profesionales y aficionados). Mientras catalogaba diversas imágenes de galaxias, esta profesora holandesa se encontró con un borrón de luz que llamó su atención. Esta zona se encontraba perfectamente encarada a la galaxia IC2497, pero hasta hace poco se desconocía su origen. Hoy día se cree que la fusión de una galaxia enana con IC2497 dejó alrededor de esta un trazo de gas y polvo a su alrededor así como alimentó su agujero negro central hasta «hacerla» activa (AGN, Active Galactic Nuclei). El cono de luz y partículas irradiado por dicho agujero negro provocó la ionización inicial de este material que rodeaba a IC2497 así como desencadenó la formación estelar responsable de la iluminación que hoy día observamos.
Como podéis ver, la unión entre aficionados y profesionales de la astronomía debe de ser hoy día más fuerte que nunca. La enorme cantidad de información de la que disponemos hace que os necesitemos para tratar de, día a día, tratar de conocer algo más de este precioso conjunto del que formamos parte y que denominamos UNIVERSO.
Continuando un poquito más hacia el Norte, nos encontramos otra pobre constelación, el Lince. Con sus 545 grados cuadrados en el cielo, ocupa el lugar número 28 en nuestra lista de constelaciones por tamaño. Todas sus estrellas son de la magnitud 3 o menos brillantes, al igual que el caso anterior (Leo Menor), se trata de una constelación que se encuentra en dirección perpendicular al disco galáctico y por lo tanto sin ningún objeto Messier en su interior. De la misma manera, podemos destacar algunas galaxias en esta zona difícilmente accesibles con los telescopios con los que estamos acostumbrados a observar (NGC2537, NGC2770 o NGC2541). Sin embargo, un objeto de magnitud 10.6 y a 25 millones de años-luz de distancia (adivináis? Otra galaxia!) puede ser un buen objetivo a observar. A medio camino entre Alpha del Lince e Iota de Cáncer podemos encontrar a NGC2683, the UFO galaxy (la galaxia OVNI), una bonita galaxia espiral vista de perfil y descubierta en 1788 por William Herschel.
Como podéis ver yo no engaño… si he dicho que estos meses son meses de galaxias, pues aquí tenéis una buena muestra de estos objetos para ser observados. Espero que os hayan gustado tanto las explicaciones que aquí podéis encontrar como las observaciones de las que espero tener noticias pronto. Este mes de abril nos ha servido como un perfecto aperitivo para el reto que nos espera el próximo mes.
Por Tomás Ruiz Lara (@owl_astro)
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