Las estrellas en marzo: Cáncer, Hidra, Centaurus y Canes Venatici
En Marzo comenzamos a ver una verdadera transición en el cielo al anochecer. Orión se encuentra todavía presente durante las primeras horas de la noche, aunque a finales de mes irá disolviéndose en las últimas luces del Sol, ya no le veremos hasta noviembre próximo. La Osa Mayor se encuentra alta.
Cerca, el Lince, una de las constelaciones de mayor extensión pero débil, centrada entre Capella (Aur), Cástor (Gem) y Dubhe (U Ma), posee solo una estrella moderadamente brillante, Alfa Lyncis. De magnitud 3,1, forma un triángulo equilátero con Régulo y Polux. Con binoculares se observa fácilmente su color rojo. Fue Hevelius (S. XVII) quien le puso tal nombre, porque verdaderamente hacia falta la vista de un lince para distinguir algo en ella. Por la izquierda de Cáncer ya asoma la cabeza del León que anuncia los racimos de galaxias que podremos contemplar en primavera.
Hagamos nuestro particular recorrido por las constelaciones observables durante este mes.
No es fácil decidir cuál es la constelación del zodiaco mas oscura. Una de ellas es, sin duda, Piscis, los peces. La otra es Cáncer, el cangrejo, centrada entre Proción, Polux y Régulo. La leyenda griega dice que mientras Herakles, Hércules, luchaba con un peligroso monstruo, la Hidra, Juno le puso un cangrejo gigante para que le mordiera. El héroe lo aplastó con el pie mientras luchaba. Admirada por esta hazaña, Juno colocó en homenaje al cangrejo en el cielo. Alfa cancri, Acubens «la garra del cangrejo», es una estrella blanca de magnitud 4,3.
El objeto más interesante de Cáncer es el cúmulo abierto M44 «El Pesebre» o «La Colmena», fácilmente apreciable a simple vista en el centro de la constelación como una nubecilla. Veremos fácilmente con prismáticos unas 50 estrellas. Con telescopio no podemos abarcarlo, ya que su superficie es tres veces superior a la de la Luna. Se trata de uno de los cúmulos más hermosos del cielo.
El pesebre va acompañado de la estrella Gamma Cancri, Asellus Borealis al N y Delta Cancri, Asellu Australis al S, son los asnos del norte y del sur. A unos dos grados a oeste de Alfa Cancri encontramos otro cúmulo abierto, M67, algo mas pequeño pero rico en estrellas doradas. Se debe observar con telescopio de abertura media o grande. Prolongando la línea delta-fi una vez aproximadamente, encontramos la estrella Zeta Cancri, Tegmine. Se trata de un sistema triple del que podemos separar fácilmente dos componentes de 5ª y 6ª magnitud, pero para el tercero necesitaremos fuertes aumentos.
Por Cáncer pasan el Sol, la Luna y los planetas, puesto que Delta Cancri, «el burro del sur», se encuentra sobre la eclíptica. Hace 2000 años, el Sol estaba en Cáncer. Al alcanzar el solsticio de verano, los rayos solares caen verticalmente sobre un punto situado a una altura de 23,5º, punto llamado Trópico de Cáncer. A consecuencia de la precesión de los equinoccios, el Sol ya no se encuentra en ese punto al comenzar el verano, se ha desplazado a la vecina Géminis, aunque se sigue diciendo que el Sol está en el signo de Cáncer, que no alcanzará hasta un mes después.
Algunas estrella se distinguen por su brillo, otras por su color, y algunas por su particular posición en el cielo. A este tipo pertenece Alphard o Alfa Hydrae. No es que sea una estrella muy brillante, tiene magnitud 2, pero no existen estrellas brillantes en su entorno, por eso se le llama “ la solitaria”. Se puede encontrar prolongando una línea desde Castor hasta Pollux atravesando hacia el SE la eclíptica. Es una estrella tipo K por tanto de color rojo anaranjado.
La Hydra fue la serpiente marina a la que se tuvo que enfrentar Erakles en el segundo de sus trabajos para liberar de sus ataques a la ciudad de Lerna. Hydra tenía nueve cabezas y de cada cabeza que se cortaba surgían tres más. Además, Juno, “para ayudarle”, le envió a un cangrejo para morderle los pies. Yolao, el conductor del carro de Herakles, mediante una tea, fue cauterizando las heridas de la Hydra impidiendo así que surgieran nuevas cabezas.
La Hydra es la constelación de mayor extensión, abarca unos 100º hacia el SE desde Procyon (CMin), hasta finalizar debajo de Libra. Sobre su lomo cabalgan las constelaciones de Corvus y Crater. Su cabeza la forman cinco estrellas debajo de Cáncer. En esta constelación podemos encontrar el cúmulo abierto M 48 desplazándonos unos 14 grados al sureste de la brillante Procyon. Se trata de un cúmulo muy disperso que ocupa casi 1º por lo que debemos usar un ocular de gran campo. Así distinguiremos unas 80 estrellas blancas y amarillas.
También hay un cúmulo globular, M 68. Si prolongamos la línea delta-beta Crv solo 3,5 grados, lo veremos como una manchita brumosa esférica. En palabras de J.L. Comellas, «M68 no es un cúmulo globular brillante, pero sí bien definido, relativamente extenso y grato para todos los instrumentos. Es uno de lso cúmulos más “blancos” que se conocen, no es posible resolverlo en estrellas«.
Si esperamos al mes de mayo podremos encontrar una galaxia en la Hydra. Se trata de M83, la galaxia más austral observada por Messier. La veremos bajando unos 7 grados al sur de gamma Hya. Precisaremos un telescopio de 20 cm o más para distinguirla como una espiral barrada, además de necesitar un cielo bien transparente, debido a su proximidad al horizonte.
En esta constelación encontramos a Omega Centauri el mayor y más brillante cúmulo globular. Los cúmulos globulares son densas agrupaciones esféricas de estrellas ligadas gravitacionalmente, situadas en torno a nuestra galaxia. Su población de hasta un millón de estrellas viejas le da un característico color dorado. Se conocen unos 150 cúmulos globulares de los cuales solo tres son visibles a simple vista. Estos son M13 en Hércules, 47 Tucanae, y Omega Centauri. Este último es el mayor y tiene una declinación de -47º28′ Es un espectáculo impresionante observar un cúmulo con un tamaño aparente de la Luna. ¿Podremos verlo desde nuestras latitudes?
Omega Centauri tiene una declinación de -47º28.5′. Si le sumamos 90º a este valor (positivo) y le restamos 180º, tenemos 42,5º. A esa longitud, teóricamente, lo veríamos en el horizonte, sin tener en cuenta la refracción de la luz. Eso quiere decir que desde toda Andalucía será visible, mejor cuanto más al sur intentemos observarlo y con buenas condiciones de visibilidad en nuestro horizonte. El mejor lugar para verlo son las inmediaciones de Tarifa (Cádiz) con una longitud de 36º, lo que significa que lo divisaremos a 7º sobre un horizonte plano como el mar. ¡Es una imagen que no olvidareis!
Junto al cazador Orión caminan un par de perros: Canis Mayor, debajo, al SE; y Canis Minor, algo más arriba, bajo Géminis.
El Can Menor es una de las pocas constelaciones que no ofrecen nada al observador. Su estrella Procyon es uno de los faros del cielo de invierno. Es una de las luminarias del «hexágono de invierno» junto con Rigel, Aldebarán, Capella , Cástor/Polux y Sirio. Procyon, de magnitud 0,38 tiene una compañera enana blanca difícil de distinguir por el gran resplandor de la estrella principal.
Existen otros perros de caza en el cielo, la constelación de Canis Venatici. Los perros Asterión y Chara, parece que persiguen a la Osa Mayor. Su estrella más brillante es Cor Caroli, el corazón de Carlos, nombre dado por Edmond Halley en hornor del rey Carlos I, ejecutado en 1649 después de la guerra civil de Inglaterra. Cor Caroli se encuentra a medio camino entre el carro de la Osa Mayor y Arturo. Es una estrella doble fácil de separar, de color blanco dorado. Encontraremos un hermoso cúmulo globular a medio camino entre Cor Caroli y Arturo, es M3. Se puede calificar como el segundo en importancia en el hemisferio N, después de M13 (Hércules). Es un cúmulo perfectamente circular con un núcleo uniforme y potente que va descendiendo hacia el exterior, presenta un aspecto granuloso como de bola de nieve (J. L. Comellas). Posee unas 450.000 estrellas, muchas de ellas variables.
El verdadero espectáculo de esta constelación se encuentra a el primer tercio entre Alkaid, la cola de la Osa Mayor, y Cor Caroli. Se trata de la Galaxia del Remolino M51, una espiral vista desde frente, perfectamente circular, con un núcleo pequeño pero potente y con brazos bien definidos sobre todo el que nace en el E y se retuerce hacia el N abrazando a la galaxia compañera NGC5195 con la que parece que intercambia materia. Messier dice en su entrada: «Es como si sus atmósferas estuvieran en contacto». Es una fotografía tan difundida, con variado colorido y brillo, que al contemplarla en nuestro telescopio nos da la sensación de ser familiar, pero un poco defraudadora. Hay que verla con una buena abertura.
El Remolino fue la primera galaxia reconocida y dibujada como espiral en 1845 por Lord Rose con su gigantesco telescopio «Leviatán» de 72 pulgadas instalado en su castillo de Irlanda.
En todo caso, M51 es una de las imágenes más emblemáticas del cielo y merece disfrutarla unos instantes, especialmente si el cielo esa noche es transparente y podemos usar elevados aumentos.
Si continuamos por la línea Alkaid-Cor Caroli, por la que identificamos a M51, a un poco más de medio camino podemos encontrar otra galaxia. Es M63 formando una curiosa pareja con una estrella de magnitud 9 que nos puede servir de enfoque. Se trata de una galaxia espiral menos espectacular que su compañera M51 pero imprescindible de visitar.
A unos 3º al N de Cor Caroli podemos ver otra galaxia, M94, una espiral compacta vista casi de frente con múltiples brazos pegados al cuerpo. José Luis Comellas lo define como un crustáceo celeste.
Canes Venatici es una constelación rica en galaxias. Al menos se pueden visitar otras cuatro más, que nos servirá de entrenamiento previo al cúmulo de galaxias de Leo-Virgo-Coma por el que cabalgaremos los meses seguideros.
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