Especial Perseidas 2017
Por Tomás Ruiz Lara
Twitter: @owl_astro
Dejemos volar por una vez la imaginación, cerremos los ojos, olvidémonos del mundo que nos rodea e imaginemos que estamos tumbados en una hamaca, lejos de las luces de las ciudades, en plena armonía con la naturaleza que nos rodea. A lo lejos algún sonido nos sorprende revelando la proximidad de algún buho o lechuza y nuestra nariz capta olores que mis manos son incapaces de describir pero que nos hablan de humedad, de verdor y de paz. Sobre nuestras cabezas una miríada de estrellas nos hacen empequeñecer a la vez de sentirnos importantes por ser parte de este espectáculo y por recordar que muchas estrellas murieron para dar lugar a los átomos que hoy día forman parte de nuestro cuerpo. De repente, hacia el Noreste, una estrella fugaz capta nuestra atención, la distinguimos sólo con el rabillo del ojo a la vez que una expresión de sorpresa se dibuja en nuestra cara, la próxima vez habrá que estar más atentos y centrarnos en observar hacia el Noreste para poder ver el meteoro en todo su esplendor. Pues bien, ahora dejemos de imaginar y hagámoslo realidad.
Nos encontramos en agosto, y agosto es sinónimo de lluvia de estrellas. La razón es sencilla y todos la conocéis, en agosto podemos disfrutar de una de las lluvias de estrellas más espectaculares del año, las Perseidas. Además, a eso hay que sumarle que nos encontramos en periodo de vacaciones, que la temperatura acompaña para trasnochar y que la sierra es un lugar óptimo para vencer el calor de las ciudades que nos hace el descanso prácticamente inconcebible. Un año más tenemos la oportunidad de disfrutar de las Perseidas o las también conocidas como «lágrimas de San Lorenzo». Pero, ¿Por qué se les conoce a las Perseidas también como lágrimas de San Lorenzo? La festividad de San Lorenzo se celebra el 10 de agosto, muy próximo a la fecha del máximo de esta lluvia de estrellas, además San Lorenzo se supone que fue quemado en la hoguera (de ahí que se le represente con unas parrillas en la mano), las estrellas fugaces parecen (y de hecho son) partículas incandescentes… bueno, creo que vosotros mismos podéis terminar la historia 😉 Pero, ¿Y por qué se les conoce como Perseidas (en un argot un poquito más «científico»)? Aprovechemos la pregunta para profundizar en el fenómeno que estamos a pocos días de disfrutar.
Figura 1: Órbitas del cometa Swift-Tuttle y de la Tierra en intersección durante el mes de agosto. Las partículas de polvo que se quedan en la órbita del cometa al entrar en contacto con la alta atmósfera terrestre son las responsables de las conocidas como «estrellas fugaces». Imagen tomada de space.com.
Las lluvias de estrellas o de meteoros se producen cuando la órbita de la Tierra intercepta la órbita de un cómeta (ver figura 1), el Swift-Tuttle (109/Swift-Tuttle) en este caso. Un cometa puede ser definido como una «bola de hielo sucia» de unos pocos kilómetros de diámetro. Se conocen así debido a que además de «hielo» (material congelado, no necesariamente agua), están formados por importantes cantidades de roca y polvo. Son cuerpos que se forman en la nube de Oort o en el cinturón de Kuiper, en las afueras de nuestro Sistema Solar, donde la gravedad es pequeña y la radiación solar prácticamente despreciable. Ésto hace que estos astros tengan un papel crucial en nuestra comprensión de la química inicial de nuestro Sistema Solar. Debido a perturbaciones gravitatorias, estos astros pueden ser atraidos hacia el Sistema Solar interno acabando en órbitas periódicas (realizando acercamientos al Sol de manera periódica) o abiertas (no volviendo a visitar las próximidades solares). Sea como sea, al acercarse al Sol, estas bolas de hielo empiezan a calentarse (debido a la mayor radiación recibida) y empiezan a resquebrajarse y a sublimar (pasar de estado sólido a gas), dando lugar a la majestuosas colas cometarias que tanto nos impresionan. Debido a este proceso, las órbitas de los cometas, es decir, el espacio por donde los cometas surcan el Sistema Solar, quedan repletas de pequeños granos de polvo y roca (del tamaño de granos de arena o incluso menores) de la misma manera que el trazado de un circuito de Fórmula 1 se queda repleto de goma de los neumáticos tras una carrera. La Tierra, en su órbita alrededor del Sol, puede interceptar una de estas órbitas. Por lo tanto, como estas órbitas cometarias están «sucias» debido a la gran cantidad de material eyectado del cometa, la Tierra intercepta todas estas partículas que, al entrar en contacto con las capas altas de la atmósfera a altas velocidades, son capaces de comprimir el gas que las rodea (atmósfera) haciendo que suba su temperatura ostensiblemente. Esta subida de temperatura puede provocar la ignición de las partículas cometarias y dejar un trazo de luz en el firmamento al ser observado desde la superficie terrestre, que no es otra cosa que la partícula ardiendo desplazándose sobre nuestras cabezas. Como podemos ver, afortunadamente, una lluvia de estrellas no es una lluvia «real» de estrellas, aunque al ser observada desde la Tierra, parezca que alguna de las estrellitas que pueblan nuestra Vía Láctea haya decidido moverse muy rápidamente dejando una estela a su paso. Los colores, longitudes o velocidades de estas estelas nos dan pistas sobre la composición del cometa original, pero esto lo dejaremos para otro momento 😉
Figura 2: Concepto de radiante, lluvia de estrellas de las Perseidas. Imagen tomada de la revista Sky & Telescope.
Básicamente todas las estrellas fugaces que podemos observar a lo largo del año tienen un origen similar. Son varios los cometas cuyas órbitas interceptan la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Por lo tanto, son varias las zonas a lo largo de la órbita terrestre que están «sucias», dando lugar a posibles lluvias de estrellas. Así, en enero podemos encontrar las Cuadrántidas, en noviembre las Leónidas, o en diciembre las Gemínidas. Pero, ahora, centrémonos en la lluvia que tiene lugar en agosto, las Perseidas. Aquí, algunas peculiaridades de este espectáculo veraniego:
– Se llaman Perseidas porque su punto radiante (el punto del que parecen provenir los meteoros) se encuentra en la constelación de Perseo. En esencia esto es un efecto óptico, nada que ver con la constelación de Perseo. Si trazáramos una línea recta entre el centro de nuestro planeta y la zona del espacio interplanetario con mayor cantidad de partículas dejadas por el cometa en su órbita, esta línea señalaría en dirección a la constelación de Perseo (ver figura 2).
– El cometa del que provienen las partículas que dan lugar a estos meteoros es el cometa Swift-Tuttle. Durante su perihelio en 1992, se detectaron estallidos de un THZ (tasa horaria zenital, número de meteoros esperados cada hora si observamos mirando al Cénit) de más de 350. El cometa Swift-Tuttle es el objeto más grande que se conoce que hace sucesivas repeticiones de su paso cerca de la Tierra. Su núcleo es de unos 9.7 kilómetros de ancho, casi igual al objeto que se cree acabó con los dinosaurios.
– Los meteoros alcanzan su máximo brillo sobre los 100 km de altura y, salvo que sea de un tamaño considerable, la fricción y el calor los volatilizan completamente a unos 80 km sobre la superficie terrestre.
– En 1864-1866, Schiaparelli (1871) demostró mediante cálculos que la órbita de las partículas coincidía con la órbita del cometa 1862 III (109/Swift-Tuttle). Ésta fue la primera vez que se relacionó una lluvia de estrellas con un cometa.
Pero toda la información dada hasta el momento es información general sobre la lluvia de estrellas de las Perseidas. Sin embargo, las Perseidas no todos los años presentan la misma actividad, ni el máximo se encuentra en el mismo momento, ni las condiciones de luna son las mismas año tras año. En la Figura 3 podemos ver cómo fué la actividad durante el año 2016, año durante el que se esperaba una actividad brutal y que, aunque por momentos y algunos observadores sí detectaron una actividad inusualmente alta, tal y como podemos ver en esta gráfica de la NASA, la actividad promedio (salvando esos picos puntuales extremos) fue bastante similar a otros años. Tratemos ahora de responder a la pregunta estrellas de estas fechas: ¿Qué nos tienen guardadas las Perseidas para este año 2017?
Figura 3: Evolución temporal de la actividad de las Perseidas durante 2016. Fuente: NASA/JPL.
Aunque este año no tenemos las mejores condiciones lunares posibles para la observación de esta lluvia no tenemos motivos para quejarnos, otros años ha sido mucho peor la situación. Para este 2017 he conseguido recabar poca información respecto a predicciones del máximo de actividad, sin embargo, seguro que alguna información útil os podemos dar 🙂 El máximo de actividad siempre se produce durante los días 11 al 14 de agosto, con picos que en ocasiones desde España nos pilla a plena luz del día mientras que en otras ocasiones nos permite disfrutar de brotes de meteoros espectaculares. Lo que está claro es que este año se espera una actividad típica, de 70 a 120 meteoros por hora dependiendo del momento de observación, por lo que deberemos olvidar los brotes que el año pasado nos trajo la influencia de Júpiter (atrayendo más material del habitual). En cuanto a qué noches observar y a qué horas, la respuesta vendrá dada casi por completo por la Luna. Las noches más idóneas para su observación serán las noches del 11 al 12 y del 12 al 13, que es cuando esperamos la máxima actividad. La noche del 11 al 12 de agosto tendremos una Luna iluminada al 82% que aparecerá a eso de las 11 de la noche (en península, 23:30 en Canarias), por lo que para disfrutar de las Perseidas esta noche recomendamos observar desde la puesta del Sol hasta ese momento, cuando la Luna hará acto de presencia y bañará todo el cielo con un manto de luz que nos impedirá ver las Perseidas más débiles. La noche del 12 al 13 será algo más propicia, con una Luna al 72% de iluminación que aparecerá un poquito más tarde, a las 23:30 (en península, medianoche en Canarias).
Figura 4: Perseida sobre el Very Large Telescope en Cerro paranal, Chile. Imagen tomada de Wikipedia.
Recapitulando, para disfrutar de las Perseidas 2017 recomendamos las noches del 11 al 12 o del 12 al 13 de agosto, desde que anochezca hasta las 23 o 23:30, momento en el que aparecerá una Luna menguante muy brillante. Durante dichas horas podremos llegar a contar del orden de 70 a 120 meteoros a la hora, aunque ya sabemos que este tipo de fenómenos son muy difíciles de predecir y siempre nos puede dar sorpresas (tanto buenas como malas). Como ya hemos dicho, las Perseidas reciben el nombre de la constelación de Perseo, constelación de la que parecen provenir todos los meteoros. Dicha constelación aparecerá en los cielos españoles casi al mismo tiempo que la Luna, por lo que, aunque recomendamos observar la mayor proporción del cielo posible, tener un horizonte Noreste despejado nos permitirá detectar un mayor número de Perseidas.
Eso sí, aunque yo diga que las fechas idóneas sean estas dos noches, durante casi todo el mes podremos disfrutar de alguna que otra perseida. Así pues, observéis durante el máximo, las noches anteriores o posteriores, tengamos una actividad brutal o normalita, sea como sea, desde aquí os animamos a salir al campo y a disfrutar de este fenómeno, independientemente de si somos capaces de observar 10 o 100, os garantizo que alguna de ellas nos dejaran con la boca abierta.
Para mayor información, así como participar en la campaña de observación que este año están preparando los compañeros de SOMYCE, recomendamos visitar su página web así como la guía de observaciones visuales de Orlando Benítez Sánchez.