Haz turismo mirando estrellas
Nuestros antepasados miraban al cielo nocturno en busca de respuestas. Encontraban dibujos en las constelaciones y una historia en cada estrella. En medio de la oscuridad envolvente, el paisaje nocturno ofrecía un espectáculo único. Pero la contaminación lumínica ha ido cerrando las puertas a aquellas noches de antaño y ha impedido apreciar a simple vista muchos fenómenos del universo.
Lejos de desaparecer, la belleza de las estrellas sigue ahí, esperando ser observada; y personas de todo el mundo buscan sin descanso en ese mar de puntos luminosos, incluso en sus vacaciones. Una nueva tendencia se abre paso con fuerza: el astroturismo o turismo de estrellas, en destinos con cielos limpios y zonas oscuras. Si bien todavía es poco conocido, en el futuro podría convertirse en una opción muy demandada por el público.
“El astroturismo es una manera de atraer más visitantes a lugares que de otra manera no se tendrían en cuenta como destino turístico”, explica a Sinc Mike Simmons, director de la asociación internacional Astrónomos sin Fronteras. “Los aficionados a la astronomía pueden considerar nuevos destinos por su cielo, y también es una posibilidad para las personas que estén planeando unas vacaciones y quieran vivir una experiencia única”, añade Simmons.
Defensores de un cielo limpio
La fundación Starlight, creada en 2009 por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), trabaja por la protección del cielo y lo reivindica como derecho de la humanidad. Uno de sus objetivos es potenciar el astroturismo, un segmento emergente que aúna la divulgación científica con el desarrollo de las zonas rurales que sea compatible con sus valores naturales.
“Queremos revalorizar el cielo como patrimonio científico, cultural, medioambiental y movilizador de la economía a través del turismo de las estrellas”, explica a Sinc Luis Martínez, director de la fundación Starlight. “Lo que hacemos es ir acreditando con un certificado de calidad lugares de todo el mundo que tienen muy buen cielo, para que pongan en marcha este tipo de turismo”, añade.
Su sistema de certificaciones ha sido respaldado por la UNESCO, la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) y la Unión Astronómica Internacional (IAU). Estas ‘medallas’ Starlight se reservan para aquellos lugares que, a juicio de la fundación, sean un ejemplo de protección y conservación de su patrimonio celeste, y que fomenten el turismo de estrellas al incorporar su observación a los valores naturales y culturales del entorno.
España, ejemplo internacional
Entre las acreditaciones destacan las de Destino Turístico Starlight, otorgadas a lugares con cielos de calidad ejemplar en los que se pueden practicar actividades turísticas basadas en los recursos naturales. España cuenta con un total de once destinos, más que Chile (tres) y Canadá (uno).
“En España contamos con una gran ventaja: tenemos enormes extensiones de territorios muy oscuros porque están muy despoblados. Son esas zonas las que tenemos que fortalecer para hacer llegar el astroturismo”, opina Luis Martínez.
Los firmamentos limpios y oscuros son cada vez más difíciles de hallar. “Hay una contaminación lumínica tremenda en todo el mundo. Lo más grave es que las pequeñas poblaciones intentan imitar a las grandes ciudades y derrochan luz por todas partes”, dice Luis Martínez. En Europa la situación es especialmente mala. “Por eso, España puede ser el paraíso de la observación astronómica para los aficionados de otros países europeos”, opina Martínez.
Destacan los destinos de la Sierra Morena andaluza, el territorio más extenso certificado por la Fundación Starlight, que abarca un total de cuatro provincias; y el archipiélago de las Canarias, con tres de estos sellos.
Un procedimiento muy exigente
Obtener un certificado Starlight no es una tarea fácil. Los que deseen acreditarse como destino turístico deben pasar por un proceso riguroso en el que se estudian parámetros como el porcentaje de noches despejadas al año y la oscuridad del cielo, entre otros. “Cuando hemos obtenido los datos de un lugar, debemos acreditar sus posibilidades y su calidad mediante una auditoría. Entonces se les da el certificado”, explica Luis Martínez.
Este procedimiento se aplica también a los hoteles y casas rurales Starlight, que suscriben los valores contenidos en la Declaración de La Palma de 2007 y que ponen a disposición de sus clientes instrumentos o servicios relacionados con la astronomía.
La fundación Starlight imparte cursos de formación para guías y monitores que acompañan al público en las actividades organizadas por los alojamientos turísticos, como excursiones nocturnas u observaciones. “Uno de los retos del astroturismo es contar con profesionales entrenados con los conocimientos específicos para dirigir las actividades. Además, un experto sabrá mejor cómo aconsejar a las empresas para organizarlo todo”, resalta Mike Simmons.
Hoteles que apuntan a las estrellas
Luis Martínez destaca que en España hay autonomías muy concienciadas con la protección de su cielo que han hecho un esfuerzo notable por fomentar el turismo de estrellas, como Canarias, Andalucía y Galicia. Pero a él le resultan especialmente interesantes los casos en los que no son las administraciones las que toman la iniciativa para obtener la certificación, sino grupos de empresarios, que ven en el astroturismo una oportunidad para zonas rurales.
Dos de estos empresarios, Francisco Sánchez Rico y Teresa Dorn, son los propietarios de El Milano Real, uno de los hoteles Starlight más veteranos, situado en Hoyos del Espino (Ávila). El matrimonio organiza observaciones astronómicas y excursiones nocturnas al campo. “A raíz de la certificación hay personas que vienen exclusivamente para ver las estrellas, como un grupo de turistas de Dinamarca que se alojaron aquí hace poco”, cuenta Dorn.
Un sinfín de posibilidades
Las actividades que ofrece cada destino turístico Starlight son muy variadas. Los grandes amantes de la astronomía pueden visitar dos grandes observatorios: el del Roque de los Muchachos (La Palma) y el del Teide (Tenerife). En esta última isla también está la reserva de Granadilla de Abona, donde se practica la escalada, la observación de aves migratorias y el submarinismo.
El Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia permite contemplar el cielo desde sus playas, acantilados e islas. En el mirador estelar de O Rañadoiro de Peña Trevinca, situada en el interior gallego, se organizan paseos nocturnos y conciertos musicales.
El Parque Temático Natural Alqueva, en Badajoz, ofrece actividades náuticas, senderismo y safaris fotográficos. Cerca de Doñana, Sierra Morena es el hogar de especies amenazadas como el lince ibérico. En la Sierra Sur de Jaén, los castillos y fortalezas hablan de la historia de los pueblos jienenses; y en primavera, la montaña de Gredos queda cubierta por el manto amarillo del piorno. En la Sierra del Montsec (Lleida), el Centre d’Observació de l’Univers pretende convertirse en un referente de divulgación.
Por último, para quienes quieran combinar el plan astronómico con la paleontología, la reserva de la Biosfera Valles de Leza, Jubera, Cidacos y Alhama, en La Rioja, contiene uno de los yacimientos de huellas de dinosaurios más importantes de Europa.
Hay varios procesos en marcha para incorporar nuevos destinos a la lista española. Uno de ellos es Gúdar-Javalambre (Teruel). En esta zona se está construyendo el proyecto Galáctica, que contará con un área de observación con telescopios y varias cúpulas, y otra dedicada a las exposiciones, conferencias y otras actividades.