Swarm ayuda a descubrir al gemelo de la misteriosa «falsa» aurora Steve
Desde que los cazadores de auroras descubrieron a Steve, una misteriosa banda de luz púrpura en el cielo nocturno, los científicos se han preguntado si podría tener un gemelo secreto. Ahora, gracias a la aguda mirada de un fotógrafo y a los datos de los satélites Swarm de la ESA, puede que lo hayamos encontrado.
Steve causó sensación cuando los científicos se toparon con él hace unos años, gracias a la atenta mirada y las excelentes fotografías del grupo de Facebook Alberta Aurora Chasers. Pero su tonalidad malva y su aparición fugaz significaban que no podía ser una manifestación de la aurora boreal, comúnmente conocida como luces del norte, que aparece en tonos verdes, azules y rojos, y puede durar horas. Entonces, ¿qué podía ser?
Afortunadamente, el trío de satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), que vigila el campo magnético, estaba perfectamente situado para ayudar con la investigación. Resultó que Steve era una corriente de gas extremadamente caliente que se movía rápidamente, llamada deriva de iones subaurorales. O, para darle a Steve su nombre completo, un fuerte aumento de la velocidad de emisión térmica. Pero el misterio aún no había terminado.
Steve hace su aparición al anochecer (antes de la medianoche) cuando la corriente de gases extremadamente calientes se desplaza hacia el oeste. Pero en la madrugada (después de medianoche), también sabemos que hay una corriente equivalente que se desplaza hacia el este. Si Steve es un efecto visual de la corriente hacia el oeste al anochecer, ¿no deberíamos esperar algo similar con la corriente hacia el este en la madrugada? ¿Podría Steve tener un gemelo de la madrugada perdido hace mucho tiempo?
Un nuevo estudio de la Universidad de Electrocomunicaciones de Japón, el Instituto Sueco de Física Espacial, la Universidad Ártica de Noruega y el fotógrafo Gabriel Arne Hofstra, residente en Tromsø, sugiere que podríamos haberlo encontrado. Es, una vez más, gracias al trabajo conjunto de investigadores y científicos ciudadanos.
El equipo desarrolló una aplicación que recoge imágenes de los bailes nocturnos de la aurora sobre el Ártico noruego a partir de la cámara digital panorámica de la estación de investigación de Ramfjordmoen.
Mientras revisaba sus archivos de datos, Gabriel Arne Hofstra se tropezó con algo peculiar, algo parecido a Steve, en una imagen del 28 de diciembre de 2021. Gabriel afirmaba que «ha sido increíble haber contribuido al avance de la ciencia y ayudar a los científicos a descubrir este fenómeno. Para mí es la prueba de que los ciudadanos podemos contribuir a entender el mundo en el que vivimos colaborando con científicos».
«Si tenemos más “ojos en el cielo”, podemos ayudar a desentrañar sus misterios. Espero de verdad que la reciente gran tormenta geomagnética y los espectaculares cielos hayan animado a más personas a interesarse por la física espacial y contribuir a la comprensión científica de nuestro mundo».
Pero había diferencias clave en comparación con Steve. El arco de 1000 km de longitud apareció después de la medianoche, es decir, en el lado de la aurora, y estaba situado más al polo que la aurora verde que también podía verse.
Si bien ninguno de los tres satélites Swarm de la ESA voló directamente a través del arco en el momento y lugar precisos observados en la imagen panorámica, dos de los instrumentos de campo eléctrico de los satélites pudieron medir las condiciones en la región púrpura antes, durante y después del evento.
Los datos mostraron las características de un flujo iónico hacia el este en la región púrpura. «Como científico, colaborar con un fotógrafo para descubrir este nuevo fenómeno ha sido una experiencia fantástica», afirma Sota Nanjo, de la Universidad de Electrocomunicaciones.
«Nuestros hallazgos no solo abren nuevas vías en la física de las auroras, sino que también subrayan la importancia de la colaboración continua entre científicos y fotógrafos. Dichos esfuerzos serán particularmente cruciales en los próximos años, a medida que la actividad solar se acerque a su punto máximo, cuando podríamos encontrar fenómenos extraordinarios».
El poder de la cámara digital
Aunque las cámaras digitales no se utilizan con fines científicos, ofrecen un gran contraste entre los colores de la aurora normal y los efectos visuales similares a Steve.
Hoy en día, casi todo el mundo tiene una cámara digital en la mano, así que cuando una de las mayores tormentas geomagnéticas que se recuerdan arrasó la atmósfera de la Tierra el viernes 10 de mayo de 2024, también se convirtió en la aurora más documentada de la historia.
«Es fantástico ver otro ejemplo de éxito de ciencia ciudadana», afirma Anja Strømme, directora de la misión Swarm. «La combinación de millones de imágenes tomadas en todo el mundo, junto con los datos de los satélites del observatorio heliofísico de la ESA, como Swarm, nos dará una comprensión aún mayor de cómo afecta la meteorología espacial a la atmósfera de la Tierra».