Las estrellas en febrero: El Cazador, La Liebre y el Unicornio
Avanza el invierno y los días comienzan a alargarse; a final de mes, el ocaso ocurrirá unos 45 minutos más tarde que al comenzar la estación invernal. A primeras horas de la noche tenemos a Orión centrado en el sur, para observadores del hemisferio norte (es la máxima altura que alcanzará), a Tauro sobre su brazo occidental y a Auriga sobre su cabeza. Siguiendo esta línea hacia el norte, nos encontramos con Perseo y Casiopea.
El movimiento de esta constelación parece seguir, en su recorrido en el cielo debido al movimiento diurno, al «Gran Cazador», Orión.
Irremediablemente nuestra atención se va a la estrella Sirio en el Can Mayor, la más brillante del firmamento, solo superada en brillo aparente por la Luna y los planetas Venus, Júpiter y Marte. Tiene una magnitud de -1.45 y también es una de las más próximas, ya que se encuentra a 8.7 años luz. Se trata de una sistema binario compuesto por dos estrellas: Sirio A, la estrella que vemos a simple vista, y Sirio B, una enana blanca.
Después la mirada se nos va, una vez más, hacia el cazador Orión: bajo su cinturón, formado por tres estrellas alineadas, Almitak, Almilam y Mintaka, encontramos uno de los objetos difusos más hermosos del cielo, la nebulosa de Orión, en forma de una nube brillante observable a simple vista, que Messier denominó M42.
Merece pararse y volver una y otra noche para dejarse envolver en esas intricadas estructuras. Si hermosa es observada con prismáticos, con un refractor de 10 centímetros podemos obtener una imagen magnífica que apenas cabe en el campo, por lo que conviene usar un ocular del menor aumento posible. Su estructura casi circular se asemeja a un ave vista de frente con las alas desplegadas orientadas ONO-ESE (J. L. Comellas). En su parte central, más luminosa, se distingue el maravillosos Trapecio con cuatro estrellas de magnitudes 5.5 a 8.1: se trata de estrellas muy jóvenes acompañadas de otras que están formándose envueltas en esa masa de gas y polvo. Se suele decir que ese punto es un semillero de estrellas. Al E-NE del Trapecio se abre una profunda cuña oscura llamada la boca del pez, y al otro lado de una franja oscura, la nebulosa secundaria M43, o Nebulosa de Mairan. La nebulosa de Orión vista con un reflector de 30 centímetros o más pone los pelos de punta y la imagen se recordará para toda la vida. Nunca podremos evitar volver.
A los pies del cazador, al Oeste del Can Mayor, encontramos la constelación de la Liebre (Lepus). Se trata de una constelación de menores dimensiones, cuya estrella más brillante es Arneb o Alfa Leporis (magnitud 2.5), y guarda un par de joyas que hemos de visitar.
Prolongando la línea que va desde Arneb hasta Mu Leporis, hacia el O podemos encontrar la estrella R: nos llamará la atención porque es intensamente roja. De hecho, se le llama «la Gota de Sangre» o Estrella Carmesí de Hint. Es una variable perteneciente a la rara clase de estrellas de Carbono que cambia de magnitud +5 a +11 en un periodo de 427 días.
Prolongando la línea alfa-beta hacia el sur se encuentra el cúmulo globular M79, muy pequeño, pero con un poderoso núcleo como una bolita luminosa que ha de observarse con telescopio.
Por último, a solo un grado y medio hacia el Este de Alfa Leporis se encuentra NGC 2017: aparenta ser un pequeño cúmulo abierto, sin embargo es solo un grupo de estrellas no relacionadas entre sí con colores muy vistosos.
Según la leyenda, las liebres detestan el graznido de los cuervos: así, cuando la constelación del Cuervo (Corvus) sale por el horizonte, Lepus (la Liebre) se pone, escondiéndose bajo tierra buscando cobijo seguro.
Saltemos ahora a la constelación del Unicornio (Monoceros) inmediatamente al Este de Orión y debajo del Can Menor. Su estrella más brillante, Alfa Monocerotis, tiene una magnitud de 3.9 que palidece junto a su vecina Sirio.
A dos grados hacia el Este de la estrella épsilon podemos encontrar la Nebulosa de la Roseta, que es una gigantesca nube molecular rojiza difícil de apreciar visualmente, pero sí fotográficamente, en cuyo centro se encuentra el cúmulo abierto NGC 2244, el cual se puede alcanzar con prismáticos.
Justo en el punto medio de la línea que va de Sirio a Procion (Can Menor) está M50, un cúmulo abierto abundante en estrellas, de gran belleza, en forma de corazón. Con un refractor de 10 centímetros se pueden contar unas 70 estrellas.
Entre Épsilon Monocerotis y Xi Geminorum (el pie derecho de Pollux) a seis grados y medio de la primera se encuentra la Nebulosa Variable de Hubble, cuyo brillo varía al ritmo que varía una estrella variable tipo Y que se encuentra en su interior.
La estrella Beta Monocerotis, la segunda en brillo de esta constelación, está alineada con las tres estrellas del cinturón de Orión. Es considerada la estrella triple más bella del cielo, cuyas integrantes tienen tonalidades blanco-azuladas, y magnitud de en torno a 5, con una separación de 7.4 segundos de arco. ¿Intentamos separarla con 50 aumentos o más?
Algo más al NE de M50, más cerca de Xi Geminorum, podemos encontrar un cúmulo abierto NGC 2264 formado por estrellas de color azulado dispuestas en forma triangular. Se le da el nombre de Árbol de Navidad. Se encuentra envuelto por la Nebulosa del Cono, observable solo fotográficamente.
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