La NASA está embarcada en una serie de misiones, el conocido como programa Artemisa, que pretende devolver a los astronautas a la Luna y, en última instancia, llevar humanos a Marte durante la próxima década. En este reto trabaja la agencia estadounidense junto a sus colaboradores, concretamente con la misión Artemis III, que será la primera que aspira a que un ser humano pise la Luna por primera vez desde 1972.

Este ambicioso objetivo estaba planificado para finales de 2025, pero según el último informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de EEUU (GAO) «queda por delante una cantidad significativa de trabajo complejo», por lo que es poco probable que la misión pueda cumplir los plazos anunciados.

Esta agencia independiente que se encarga de controlar la forma en que se gasta el presupuesto estadounidense ha reconocido que la NASA y sus contratistas han logrado avances desde la emisión de su último informe sobre las misiones Artemis en septiembre de 2022, incluido el cumplimiento de varios hitos importantes, pero admite que aún deben enfrentarse a desafíos en el desarrollo del módulo de aterrizaje lunar y en los trajes espaciales.

Así, cita como ejemplo el retraso en algunas pruebas de vuelo, lo que podría afectar al calendario de pruebas posteriores. De hecho, según la GAO, la propia NASA ha reconocido que está revisando el calendario de desarrollo del módulo de aterrizaje lunar.

Cronograma ambicioso, retrasos y trabajo pendiente

El primer desafío que identifica la agencia es el cronograma tan ambicioso que se han marcado. El objetivo es completar su desarrollo, desde el inicio del proyecto hasta el lanzamiento, en 79 meses, 13 menos que el promedio de otros grandes proyectos de la NASA. «La complejidad de los vuelos espaciales tripulados sugiere que no es realista esperar que el programa complete su desarrollo más de un año antes», aseguran Por contra, calculan que si la puesta en marcha de Artemis III tomara tanto tiempo como el promedio de los grandes proyectos de la NASA, la misión probablemente ocurriría a principios de 2027.

Otro desafío es el retraso de eventos clave. Hasta septiembre de 2023, ocho de 13 hitos programados en al menos seis meses ya iban por detrás de lo previsto. Dos de ellos se han retrasado hasta 2025, el año en que está previsto el lanzamiento del módulo de aterrizaje. Los retrasos se debían ​​en parte a la prueba de vuelo orbital, cuyo objetivo era demostrar ciertas características del vehículo de lanzamiento y la configuración del módulo de aterrizaje en vuelo. La prueba se retrasó siete meses hasta abril de 2023. Después concluyó antes de tiempo cuando el vehículo se desvió de la trayectoria esperada y comenzó a dar vueltas. Las pruebas posteriores dependen de la finalización exitosa de una segunda prueba de vuelo orbital.

También apuntan al gran volumen de trabajo pendiente: SpaceX debe completar una cantidad significativa de trabajo técnico complejo para respaldar la misión de aterrizaje lunar, incluido el desarrollo de la capacidad de almacenar y transferir propulsión mientras está en órbita. Un aspecto crítico del plan de la compañía que dirige Elon Musk para llevar astronautas a la Luna es el lanzamiento de múltiples camiones cisterna que transferirán el propulsor a un depósito en el espacio antes de hacerlo al sistema de aterrizaje humano. «La documentación de la NASA afirma que SpaceX ha logrado avances limitados en la maduración de las tecnologías necesarias para respaldar este aspecto de su plan», señalan.

Representación teórica del sistema de aterrizaje humano. Imagen: SpaceX

La creación del traje espacial es otro de los retos a los que se enfrentan. Axiom, la empresa encargada de su desarrollo, está aprovechando muchos aspectos de trabajos anteriores de la NASA para modernizarlos, pero admiten que aún queda mucho por hacer para resolver ciertos desafíos. Por ejemplo, el diseño original de la agencia espacial estadounidense no incluía la cantidad mínima de soporte vital de emergencia necesaria para Artemis III. Como resultado, los representantes de Axiom anunciaron que tendrían que rediseñar ciertos aspectos del traje, lo que podría retrasar su entrega para la misión.

Garantizar la seguridad de la tripulación

La NASA está tomando varias medidas para garantizar la seguridad del vuelo tripulado. Una de ellas son las acciones previas a la prueba de vuelo orbital de Space X, en la que voló una variante comercial del sistema de aterrizaje humano. Así, el 16 de noviembre de 2022 se lanzaba con éxito Artemis I, que marcó el regreso de la NASA a la exploración lunar con un vehículo, de momento, no tripulado.

Representación artística de un astronauta en la Luna. Imagen: NASA

Le seguirá Artemis II, que será similar a la anterior con la novedad de que supondrá el regreso de astronautas a la órbita lunar 50 años después, aunque en ningún momento tomarán contacto con el satélite. Para ello la NASA ha designado a la tripulación que emprenderá el viaje la Luna, entre ellos la primera mujer, la primera persona de color y la primera persona canadiense en una misión lunar. Este lanzamiento sí sigue previsto para finales de 2024. Hasta entonces continúan realizándose diferentes pruebas en la nave, simulaciones, análisis, entrenamientos y, en definitiva, todas las actividades necesarias para preparar la misión y que sea un éxito como lo fue su predecesora.

El informe de la GAO es el cuarto que examina la misión Artemis. Para su consecución se han evaluado datos y documentación de la NASA, se han analizado los contratos, y entrevistado tanto a funcionarios de la agencia espacial como a representantes de la industria.