Comienza a ser visible Tsuchinshan–ATLAS, el cometa del siglo
El cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan–ATLAS) ya es visible desde la Tierra. Esta tarde alcanzará su perihelio, el punto más cercano al Sol, momento crucial para saber si sobrevive o se fragmenta por la atracción del Sol. Todo apunta a que es un cuerpo resistente y que superará la prueba, de ahí que se le conozca como el cometa del siglo. Este fin de semana será dificilmente visible al amanecer, mejor con prismáticos o telescopio, pero tendremos una oportunidad mejor a partir de la segunda quincena de octubre, tras su mayor acercamiento a nuestro planeta
La velocidad de rotación de la Tierra, unida a la atmósfera y al deslumbrante Sol, dificulta una interpretación sencilla de los eventos más fugaces que a veces ocurren en el Sistema Solar, como puede ser la visita de un cometa. En estos días es noticia C/2023 A3 (Tsuchinshan–ATLAS), que comienza a ser visible desde la Tierra. Popularmente es conocido como «el cometa del siglo», pues se espera que alcance un brillo excepcional, aunque no sería la primera vez que una predicción semejante termina por decepcionar. Por si acaso, más vale estar alerta.
De momento se puede contemplar mejor desde el hemisferio sur, bajo el cielo del este, justo antes del amanecer y con prismáticos. Sin embargo, si supera la prueba de fuego (nunca mejor dicho) del paso por le perihelio de este viernes, y todo parece indicar que así será, pasaría a formar parte del selecto club de grandes cometas. El último de su clase que pudimos disfrutar fue C/2020 F3 (NEOWISE), visible a simple vista durante el verano de 2020.
¿Qué es un cometa?
La importancia de estos objetos radica en que son los menos procesados del Sistema Solar y, por lo tanto, testigos de cómo era la nebulosa primigenia. A diferencia de los asteroides, los cometas son cuerpos helados que desprenden gas y polvo a medida que se acercan al Sol. Suelen tener orbitas muy elípticas que los llevan muy lejos y bastante cerca de nuestro astro rey. Al calentarse esos hielos (principalmente agua, pero hay también metano, amoniaco y muchos compuestos orgánicos complejos) se forma una atmósfera alrededor del núcleo llamada coma o cabellera. A medida que ese gas se aleja del núcleo forma una o varias colas que dan la forma característica al cometa.
Generalmente no son cuerpos detectables, incluso con los telescopios más grandes, cuando se sitúan cerca de su afelio, la posición de su órbita más alejada del Sol. Sin embargo, pueden volver a verse una vez se aproximan nuevamente a la Tierra (perihelio), y este retorno se puede calcular utilizando las efemérides determinadas previamente, siempre que estas sean lo suficientemente precisas. Es el caso del famoso cometa Halley, que presenta una órbita periódica alargada, por lo que se sabe que pasa cerca de la Tierra cada 76 años aproximadamente, siendo visible a simple vista (la última vez que se pudo ver fue en 1986, pero es problable que se haya observado desde tiempos prehistóricos).
Sin embargo, el cometa del siglo es del tipo de largo periodo, aquellos con órbitas alargadísimas y periodos que van desde miles de años hasta objetos que han pasado por la cercanía del Sol una única vez desde los orígenes del Sistema Solar. En su caso procede de uno de los puntos más lejanos, la nube de Oort, por lo que se cree que puede tardar unos 80 000 años en completar su órbita alrededor del Sol.
Prueba de fuego tras su paso por el perihelio
El descubrimiento de Tsuchinshan–ATLAS es reciente, de principios de 2023. Se localizó de forma independiente primero desde el Observatorio de la Montaña Púrpura (China) y confirmado después a través del Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) desde Sutherland (Sudáfrica).
«Vamos viendo fotograma a fotograma la evolución del Universo más cercano, y sin un registro es difícil interpretar qué está pasando. Si pudiésemos salir del planeta, evitando la atmósfera que no nos permite ver el cielo estrellado durante el día y fijar nuestra atención en el cometa que ahora nos visita (C/2023 A3), podríamos apreciar cómo se está acercando al Sol por detrás, aumentando su velocidad hasta ese punto de distancia mínima al astro rey (denominado perihelio) para dar comienzo a su regreso a los confines del Sistema Solar, en este caso, una visita que nunca volverá a repetirse», explica Alfred Rosenberg, astrofísico y divulgador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
Ese paso por su perihelio, a tan solo 58 millones de kilómetros del Sol, tendrá lugar esta tarde, poco antes de las 18:00 hora oficial peninsular. «Tratándose de una bola de hielo sucio que se aproxima al Sol a una distancia tan cercana como la órbita de Mercurio, no está claro si conseguirá sobrevivir o si se fragmentará y desaparecerá como tantos otros cometas antes que él. Todo parece indicar que es un cometa resistente y que superará la prueba. Si consigue pasar el punto crítico, es posible que nos deleite como uno de los cometas más vistosos desde hace décadas, pudiendo llegar a ser observado a simple vista en fechas próximas», apunta Rosenberg.
El investigador matiza que, como sucede con muchos eventos astronómicos, nuestra localización en el planeta será muy relevante a la hora de su observación. «En el caso de los cometas, dependerá de su órbita. Cuanto más cerca del Sol se encuentra, mayores son sus colas y más brillante su núcleo. Pero, al igual que sucede con Mercurio o Venus, es la proximidad al Sol lo que normalmente nos impide verlos durante mucho tiempo y en condiciones óptimas. Casi siempre estarán bajos, cerca del horizonte, ya sea al amanecer o al atardecer, siendo el brillo de nuestra estrella nuestro principal problema. Cuanto más oscuro esté el cielo y más alto el objeto de interés en el cielo, mejor podremos verlo», matiza.
¿Cuándo será la primera oportunidad para ver el cometa del siglo?
La diferencia entre estar más al sur o al norte en la Tierra es que podremos verlo más alto en el cielo desde un lugar que desde otro. Pero ¿cómo es esto posible si la posición del cometa y el Sol es exactamente la misma? El astrofísico del IAC responde que «puede haber lugares desde los que el cometa se vea aproximadamente en la vertical sobre el Sol, y otros desde los que el cometa este situado a un lado. En el primer caso, aparecerá el cometa y posteriormente el Sol, de forma que al amanecer irá ocultando su brillo. En el segundo caso, Sol y cometa aparecerán simultáneamente sobre el horizonte, resultando imposible su observación».
Para el caso del cometa del siglo, se abren dos periodos interesantes. El primero es este fin de semana, aproximadamente entre el 27 y el 30 de septiembre, cuando Tsuchinshan–ATLAS podría ser visible antes del amanecer, aunque difícilmente a simple vista. Se encontrará pasando el perihelio y su brillo será máximo por su proximidad al Sol. «Se podría observar en un horizonte este muy despejado por las mañanas, pero solo a 2º ó 3º grados de altura en el crepúsculo. Además, está en la constelación Sextans, lo que lo hace aún más difícil», indican desde el Observatorio Astronómico de Calar Alto (CAHA). Por tanto, aclaran que «no merece la pena subir a lugares como Calar Alto para verlo ahora mismo».
En la misma línea, desde el IAC señalan que «no nos gustaría que su observación llevase a desilusión. A simple vista muy pocos cometas son realmente vistosos. En esta primera oportunidad que tenemos durante el amanecer, apenas podremos ver el núcleo (coma) del cometa, siendo necesario unos prismáticos para vislumbrar algo de su cola. Lo ideal será tomar imágenes con una cámara fotográfica sobre trípode, con tiempos de exposición de unos pocos segundos y una sensibilidad intermedia. Si solo tienes un móvil a mano, ¡no dejes de intentarlo!».
Con todo, insisten en que es indispensable tener una visión despejada en dirección este. Tsuchinshan–ATLAS aparecerá apenas un poco más a la derecha que el punto por donde sale el Sol, en la constelación de Leo, poco antes de que nuestra estrella comience a iluminar. Dependiendo de las condiciones metorológicas apuntan a que es posible que el cometa del siglo se pueda ver a simple vista, aunque es recomendable el uso de prismáticos o de un pequeño telescopio. Solo será visible durante unos 30 minutos, antes de que el brillo de la mañana lo vele.
Segunda oportunidad en octubre
«Después su órbita retrógrada (inversa al giro de los planetas en torno al Sol) lo obligará a pasar por delante del astro rey desde nuestro punto de vista, aproximándose a nosotros», matiza Rosenberg. Durante ese periodo, a partir del 1 de octubre, resultará imposible observarlo debido al brillo cegador de nuestra estrella.
La buena noticia es que ya en su camino de retorno volverá a ser visible tras la puesta de Sol a partir del día 10 de octubre entre el brillo crepuscular, alcanzando la menor distancia con la Tierra el 12 de octubre. Concretamente pasará a unos 70 millones de kilómetros de nuestro planeta. Será por tanto una nueva oportunidad para contemplar el cometa del siglo -siempre que sobreviva al paso por el perihelio-, dándonos cada día un poco más de tiempo para su disfrute, aunque disminuyendo su brillo paulatinamente.
Para el astrofísico del IAC «seguramente sea este el mejor momento para su observación, posiblemente a simple vista los primeros días, o con prismáticos o pequeños telescopios. A medida que se aleje, solo será visible con telescopios mayores hasta volver a enfriarse y perderse en los confines del Sistema Solar para siempre».
En ello coinciden también desde el Observatorio de Calar Alto. En sus redes sociales piden ánimo y esperar a octubre para tener una mejor oportunidad de ver este misterioso cometa del siglo. A diferencia de este fin de semana, en la segunda quincena de octubre podrá contemplarse en el crepúsculo de la tarde, mirando hacia el oeste, en la constelación de Virgo. A partir del 13 de octubre el cometa perderá brillo rápidamente pero se alejará del Sol, lo que hará que sea más fácil observarlo durante la noche. Con todo recuerdan que «los cometas son impredecibles, por lo que su visibilidad y brillo pueden cambiar rápidamente».