La NASA halla moléculas de agua y carbono en la muestra del asteroide Bennu
Los estudios iniciales del material extraído del asteroide de 4 500 millones de años de antigüedad traído a la Tierra muestran evidencia de un alto contenido de carbono y agua que, en conjunto, podrían indicar que los componentes básicos de la vida en nuestro planeta se pueden encontrar en la roca. Los expertos del Centro Johnson de la NASA han pasado diez días separando cuidadosamente los fragmentos de material rocoso que encontraron no sólo dentro de la cápsula sino en el exterior, en torno a la tapa y en la base. Durante los próximos dos años continuarán caracterizando las muestras y realizando los análisis necesarios para cumplir los objetivos científicos
Los estudios iniciales de la muestra del asteroide Bennu, de 4 500 millones de años de antigüedad, recogida en el espacio y traída a la Tierra por la NASA, muestran evidencia de un alto contenido de carbono y agua que, en conjunto, podrían indicar que los componentes básicos de la vida en la Tierra se pueden encontrar en la roca. Así lo han dado a conocer líderes y científicos de la agencia estadounidense en la primera exposición pública de las muestras desde que aterrizaran en el desierto de Utah (EEUU) a finales de septiembre.
Este hallazgo es parte de una evaluación preliminar del equipo científico de la misión OSIRIS-REx (Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification and Security – Regolith Explorer). El material, de unos 250 gramos, es la muestra «más grande de asteroide rico en carbono jamás enviada a la Tierra y ayudará a los científicos a investigar los orígenes de la vida en nuestro propio planeta para las generaciones venideras», manifestó el administrador de la NASA, Bill Nelson. «Casi todo lo que hacemos en la NASA busca responder preguntas sobre quiénes somos y de dónde venimos. Misiones como OSIRIS-REx mejorarán nuestra comprensión de asteroides que podrían amenazar a la Tierra y, al mismo tiempo, nos permitirán vislumbrar lo que hay más allá», añadió.
Aunque se necesita más trabajo para comprender la naturaleza de los compuestos de carbono encontrados, el descubrimiento inicial es un buen augurio para futuros análisis de la muestra de asteroide. Los secretos que se esconden dentro de las rocas y el polvo del asteroide se estudiarán durante las próximas décadas, lo que ofrecerá información sobre la formación de los planetas, el origen de la materia orgánica y el agua que dieron lugar a la vida en la Tierra, además de beneficiar a toda la humanidad al conocer mejor asteroides potencialmente peligrosos.
Material de muestra adicional
Los expertos en conservación del Centro Espacial Johnson de la NASA, que trabajan en nuevas salas limpias construidas especialmente para la misión, han pasado diez días separando cuidadosamente los fragmentos de material rocoso que encontraron no sólo dentro de la cápsula sino en el exterior, en torno a la tapa y en la base. Había tanto material extra que ralentizó el proceso de extracción de la muestra primaria.
«Nuestros laboratorios estaban listos para lo que Bennu tuviera reservado para nosotros», explicó Vanessa Wyche, directora del centro Johnson. «Hemos tenido científicos e ingenieros trabajando codo con codo durante años para desarrollar guantes y herramientas especializadas para mantener prístino el material del asteroide y conservar las muestras para que los investigadores de ahora y de las próximas décadas puedan estudiar este precioso regalo del cosmos».
En las dos primeras semanas, los científicos tomaron imágenes con un microscopio de barrido, mediciones infrarrojas, difracción de rayos X y análisis de elementos químicos. También se utilizó tomografía computarizada de rayos X para producir un modelo informático tridimensional de una de las partículas, destacando su interior diverso. Este primer vistazo proporcionó evidencia de abundante carbono y agua en la muestra.
«A medida que observamos los secretos preservados dentro del polvo y las rocas del asteroide Bennu, estamos desbloqueando una cápsula del tiempo que nos ofrece conocimientos profundos sobre los orígenes de nuestro sistema solar», manifestó Dante Lauretta, investigador principal de OSIRIS-REx de la Universidad de Arizona. «La abundancia de material rico en carbono y la abundante presencia de minerales arcillosos acuíferos son sólo la punta del iceberg cósmico», advierte.
Próximas fases de OSIRIS-REx
Durante los próximos dos años el equipo de la misión continuará caracterizando las muestras y realizando los análisis necesarios para cumplir los objetivos científicos. La NASA preservará al menos el 70 por ciento de la muestra para futuras investigaciones por parte de científicos de todo el mundo, incluidas generaciones aún no nacidas, que harán uso de tecnologías por inventar.
Como parte del programa científico de OSIRIS-REx, más de 200 científicos de todo el mundo explorarán las propiedades del regolito. También se prestarán muestras adicionales a finales de este otoño al Instituto Smithsonian, el Centro Espacial de Houston y la Universidad de Arizona para su exhibición pública.
La llegada de una muestra de asteroide, una primicia en EE UU (aunque agencias espaciales como la japonesa ya lo había realizado antes), se desarrolló según lo previsto gracias al esfuerzo de cientos de personas que dirigieron a distancia el viaje de la nave espacial desde su lanzamiento en 2016. El equipo la guió hasta alcanzar Bennu en diciembre de 2018, a través de la búsqueda durante los dos años siguiente de un lugar seguro para la recogida de muestras, que ocurrió en octubre de 2020, y durante el viaje de regreso a casa a partir de mayo de 2021. Tras viajar miles de millones de kilómetros, la nave espacial OSIRIS-REx soltó su cápsula cuando se encontraba a 102 000 kilómetros de la superficie terrestre, aproximadamente un tercio de la distancia entre la Tierra y la Luna.