Las lluvias de estrellas son para el verano: Perseidas 2024
El verano se presta a observar el cielo, sobre todo cuando llega la lluvia de estrellas más popular del año: las Perseidas. En 2024 el pico de máxima actividad se producirá el 12 de agosto entre las 15 y las 18 horas, coincidiendo con el cuarto creciente de la Luna, por lo que no será el mejor año para su contemplación. Sin embargo, se trata de una lluvia fuerte, por lo que en las noches en torno a esta fecha podría apreciarse un buen número de meteoros, sobre todo tras el ocaso lunar. Durante unos días coincidirán con las Delta Acuáridas, que nos visitan cada año entre el 12 de julio y el 23 de agosto, alcanzando su máximo el 30 de julio
El cielo del verano nos brinda la oportunidad de contemplar algunas de las constelaciones más bellas, como Escorpio o Sagitario, siguiendo su camino hasta alcanzar la banda blanca de la Vía Láctea cruzando la bóveda celeste de sur a norte. Pero, de repente, con el rabillo del ojo percibimos un destello de luz que capta nuestra atención. Expresiones y gritos de asombro nos invaden ante lo inesperado e impactante del fenómeno: hemos visto una estrella fugaz.
La emoción nos hace agudizar la vista y estar aún más atentos hacia el noroeste para vislumbrar el meteoro en todo su esplendor pero, consigamos «cazar» uno, varios o muchos a lo largo de la noche, la fascinación siempre estará presente. Las lluvias de estrellas consiguen provocar ese efecto tanto en el observador más experimentado como en el neófito que simplemente pasaba el rato al fresco.
Pero hay lluvias y lluvias de estrellas. Y sin duda, las más espectaculares del año en el hemisferio norte son las Perseidas. En ello influye no sólo que se trate de una de las lluvias de meteoros con mayor actividad, sino el hecho de que tengan lugar en pleno periodo vacacional, con temperaturas cálidas que invitan a trasnochar y a huir de la ciudades en buscar de lugares frescos y con menor contaminación lumínica. Porque sí, las lluvias de estrellas son para el verano.
Este fenómeno brinda una forma amena y atractiva de acercarse a la astronomía y asomarse al cielo para contemplar unos pequeños puntos luminosos que, aunque se producen a poco más de cien kilómetros de altitud, nos enlazan con el origen del Sistema Solar. Y es que no, no son estrellas que se caen, por más que el nombre lleva a esa confusión, sino partículas de materia interplanetaria -meteoroides- que alcanzan la Tierra con velocidades enormes y proceden -en su mayoría- de los cometas, testigos de la formación de los planetas hace miles de millones de años.
Al producirse el choque con una velocidad tan elevada, la fricción entre el meteoroide y el aire libera una cantidad de calor enorme que volatiliza en una fracción de segundo el cuerpo sólido, que se vaporiza en un destello de luz, generando la estrella fugaz. Normalmente las ocasionan meteoroides muy pequeños, del tamaño de un grano de arena o incluso menores. Los de mayor tamaño son mucho más raros y dan lugar a estrellas fugaces de un brillo excepcional, que reciben el nombre de bólidos y que en ocasiones van acompañados incluso de ruidos, explosiones y otros efectos. Pero aquí venimos a hablar de la lluvia de estrellas del verano: las Perseidas.
¿Cuándo se podrá ver la lluvia de estrellas de las Perseidas y las Delta Acuáridas en 2024?
Las Perseidas se conocen también popularmente como «lágrimas de San Lorenzo». Esto se debe a que la festividad del santo mártir español se celebra el 10 de agosto, muy próximo a la fecha del máximo de esta lluvia de meteoros. San Lorenzo fue quemado en la hoguera, de ahí que se le represente con unas parrillas en la mano, y las estrellas fugaces parecen (de hecho, son) partículas incandescentes, por lo que se crea un poético paralelismo.
Aunque es la lluvia de estrellas de agosto, no siempre coincide el máximo el mismo día, ni se espera la misma actividad. También influye en su observación las fases de la Luna. Según el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), este no será el mejor año para su contemplación, como lo fue el 2023, cuando la fina luna menguante permitió excelentes condiciones para la observación durante toda la noche. En 2024 el momento de máxima actividad se producirá el 12 de agosto entre las 15 y las 18 horas de tiempo oficial peninsular, coincidiendo además con el cuarto creciente de la Luna.
De todas formas, se trata de una lluvia fuerte, que suele presentar picos de actividad fuera del máximo, por lo que en las noches en torno a esta fecha podría apreciarse un buen número de meteoros, particularmente después del ocaso lunar. Las velocidades de estas estrellas fugaces pueden superar los 50 kilómetros por segundo y la tasa horaria zenital (THZ), es decir, la estimación de cantidad de meteoros observables por hora, se sitúa en 100. Pese a ello la cifra es muy variable y difícil de predecir con exactitud, con una oscilación entre los 80 y los 200 en las ocasiones más favorables, en un sitio bien oscuro y con el radiante alto sobre el horizonte, aunque normalmente siempre es menor. Por término medio, las Perseidas constituyen la tercera lluvia de estrellas en orden de actividad, por detrás de las Cuadrántidas (visibles en enero) y las Gemínidas (en diciembre).
Time lapse con algunas de las Perseidas capturadas en 2021 sobre las cúpulas de los telescopios IAC80, ELRS (ESA Laser Ranging Station) y QATAR, en el Observatorio del Teide. Imagen: M. R. Alarcón y D. Padrón, StarryEarth / Flickr
Con todo, tenemos muchos días para probar suerte ya que, como decíamos antes, las Perseidas son la lluvia de estrellas del verano. Habitualmente comienzan a verse en el hemisferio norte hacia el 17 de julio y terminan en torno al 24 de agosto. Coinciden en el tiempo con las Delta Acuáridas, que nos visitan cada año entre el 12 de julio y el 23 de agosto, alcanzando su máximo en torno al 30 de julio. Según el OAN, en este caso 2024 sí será un buen año para ver esta lluvia, dado que el máximo se producirá tres días después del cuarto menguante, con lo que no impedirá en gran medida la visión. Se espera un pico bastante extendido, por lo que tanto la noche del 30 al 31 como la siguiente serán propicias para la observación.
Pese a ello, las Delta Acuáridas se observan mejor en el hemisferio sur porque su radiante, es decir, el punto del que parecen provenir los meteoros, está más alto en el cielo. Esto hace que sean visibles en el hemisferio norte con una tasa de actividad algo más baja. Para observadores a nuestras latitudes, 40º norte, el radiante de las Delta Acuáridas se sitúa por encima del horizonte a partir de la medianoche hasta el amanecer.
¿Por qué se llama Perseidas a la lluvia de estrellas del verano?
La lluvia de estrellas de agosto recibe el nombre de Perseidas porque su radiante, es decir, el punto del que parecen provenir los meteoros, se encuentra en la constelación de Perseo. Sin embargo, no es más que un efecto óptico. Si trazáramos una línea recta entre el centro de nuestro planeta y la zona del espacio interplanetario con mayor cantidad de partículas dejadas por el cometa en su órbita, esta línea señalaría en dirección a la constelación de Perseo, hacia el noroeste.
En realidad, todas las lluvias de meteoros se asocian a los restos que cometas que cruzan la órbita terrestre van dejando en sus sucesivos pasos cerca del Sol. En concreto, el cometa del que provienen las partículas que dan lugar a las Perseidas es el Swift-Tuttle. Se trata del objeto más grande conocido que hace sucesivas repeticiones de su paso cerca de la Tierra. Su núcleo es de unos 9.7 kilómetros de ancho, similar al del meteorito que se cree acabó con los dinosaurios.
Cada año a principios de agosto nuestro planeta cruza la órbita de este cometa, que tiene un período de 133 años y que tuvo su último paso por el perihelio, es decir, el punto de su órbita más cercano al Sol, el 11 de diciembre de 1992. Esta órbita está llena de partículas pequeñas, como granos de arena o menores, que este cuerpo helado ha ido liberando en sus pasos anteriores. Cuando una de estas partículas, que formaron en su día la cola del cometa, entra en la atmósfera terrestre a gran velocidad, la fricción la calienta hasta vaporizarla a gran altura, creando ese brillo durante una fracción de segundo que genera la estrella fugaz.
Hay reportes de la existencia de las lágrimas de San Lorenzo desde hace 2 000 años, pero fue de 1864 a 1866 cuando el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli realizó los cálculos que permitieron asociarla con el cometa 1862 III (109/Swift-Tuttle). Era la primera vez que se relacionaba una lluvia de meteoros con un cometa. Durante todo el siglo XX se siguió observando, pero al no haber datos globales, no siempre se pudo determinar el máximo de este fenómeno. Desde los años 70 del siglo XX, y sobre todo en los 80, los observadores apreciaron un aumento de la actividad. Así, en 1980 se llegaron a detectar en varias observaciones hasta 14 Perseidas en un minuto. Sin embargo, el cometa no se observó hasta 1992. Entonces se detectaron estallidos de un THZ de 350.
En 1988 se pudo hacer un primer estudio con datos a nivel mundial, detectándose un doble pico de actividad originado por las nuevas partículas que arrastraba el cometa en su paso al perihelio. Este doble pico se detectó nuevamente durante los cuatro años posteriores. El regreso de la lluvia de estrellas en 1993 creó gran expectación, pues se esperaba una actividad a nivel de “tormenta”, con cientos de meteoros por hora, que no llegó a producirse. El gran número de observaciones y los análisis de las órbitas que se realizan cada año han permitido una mejor comprensión de este fenómeno astronómico y de los flujos de partículas en el Sistema Solar.
¿Cuál es el mejor sitio y la mejor forma para no perderse las Perseidas?
La observación de la lluvia de estrellas del verano, las Perseidas, puede ser una de las actividades más atractivas para iniciarse en la astronomía, no sólo por lo espectacular del fenómeno, sino por lo sencillo que resulta, pues lo único que se necesita es algo de paciencia para aguantar unos minutos dirigiendo la mirada hacia el mismo punto del cielo. Se puede realizar a simple vista, sin necesidad de instrumentos ópticos, aunque se le podrá sacar mayor partido siguiendo una serie de recomendaciones básicas, extensibles a cualquier lluvia de estrellas.
Uno de los principales problemas a la hora de realizar cualquier observación astronómica es la contaminación lumínica, por lo que para disfrutar de la lluvia de meteoros más esperada del verano, lo primero será elegir un lugar con cielos despejados, alejado de las luces artificiales de las ciudades. A mayor oscuridad mejor podremos apreciar los destellos, incluso aquellos más tenues.
Es preferible elegir una localización libre de edificios, árboles o montañas. Sin embargo, dado que este año la Luna estará durante el pico en cuarto menguante, si queremos realizar la observación en las primeras horas de la noche sería conveniente buscar algún obstáculo que oculte la luz que irradia nuestro satélite o bien mirar en la dirección opuesta a su posición.
Con todo, lo recomendable es esperar hasta la medianoche, cuando la constelación de Perseo se encuentre en el cenit (justo en la vertical del lugar donde nos encontremos). Si nos cuesta ubicarnos, en la guía Cómo orientarse en el cielo se ofrecen unas pautas básicas para reconocer las principales estrellas y sus constelaciones. Tener un horizonte noreste despejado nos permitirá detectar un mayor número de lágrimas de San Lorenzo, aunque no hay que olvidar que se pueden ver “caer” en cualquier parte del firmamento.
Elegido el lugar y la zona donde mirar, hay que prepararse para la observación. La vista necesita al menos 30 minutos para acostumbrarse a la oscuridad. Sobra decir que nada de teléfonos móviles u otros dispositivos con luces que no sean rojas. Lo idóneo es aguantar al menos 15 minutos contemplando el mismo punto del cielo, por lo que es recomendable encontrar una posición cómoda, mejor tumbados, llevar algo de abrigo y observar a simple vista. De esta forma el campo de visión será mayor que si usamos prismáticos o telescopio. Durante ese tiempo, si las condiciones son favorables, debería empezar el espectáculo.
Otra opción para disfrutar al máximo de la lluvia de estrellas del verano, las Perseidas, es elegir una de las numerosas actividades organizadas que se ofertan en Andalucía. Y es que son muchas las asociaciones astronómicas, observatorios, ayuntamientos y empresas de astroturismo que preparan observaciones durante los mejores días para contemplarlas. En la Agenda de El Séptimo Cielo iremos dándole difusión para localizar aquellas que más se ajusten a nuestras necesidades.
Imagen de portada: StarryEarth / Flickr