¿Qué es la Estación Espacial Internacional?
La Estación Espacial Internacional (EEI), más conocida como ISS por las siglas de su denominación en inglés, International Space Station, ha sido hasta 2021 el único laboratorio de microgravedad permanente de la humanidad. Símbolo de colaboración científica, pues se trata de un proyecto común de las agencias espaciales de EEUU (NASA), Rusia (Roscosmos), Japón (JAXA), Canadá (CSA) y los países participantes de la Agencia Espacial Europea (ESA). Pese a comenzar como una visión personal de un administrador de la NASA a principios de los 80, pronto creció hasta convertirse en una cooperación internacional que ha permitido finalmente a 14 naciones construir equipamiento, volar al espacio, y vivir y trabajar juntos en órbita. Ahora comparte espacio con la estación permanente china Tiangong.
La historia de la ISS arranca el 20 de noviembre de 1998, cuando el cohete ruso Protón colocó en órbita el módulo ruso Zaryá, diseñado para dotar al complejo espacial de la energía y propulsión iniciales. Desde entonces está en renovación permanente; poco a poco se le han ido añadiendo módulos, instrumentos y experimentos, aparte de cambiar progresivamente las naves que llevan hasta ella tanto las tripulaciones como los suministros.
Tiempo después, el 2 de noviembre del año 2000, llegó al puesto orbital la Expedición 1 a bordo de la nave espacial rusa Soyuz TM-31, que había partido dos días antes desde la Tierra. Fue la primera estancia de larga duración en la estación de una tripulación formada por tres personas, que permaneció a bordo durante 136 días, hasta marzo de 2001. Desde entonces la presencia humana en la EEI ha sido ininterrumpida y se mantiene hasta la actualidad.
Se trata del objeto artificial más grande en órbita terrestre, multiplicando por diez su tamaño a medida que se han ido añadiendo módulos. El complejo gira alrededor de la Tierra a una velocidad media de 26 000 kilómetros/hora, por lo que tarda entre 90 y 93 minutos en realizar una circunferencia completa, lo que supone unas 16 órbitas al día.
Investigación y tareas de mantenimiento en microgravedad
Gran parte de los trabajos que se desarrollan en la EEI están relacionados con tareas de mantenimiento, mejoras y ampliaciones. En el complejo hay tres módulos dedicados a laboratorios para hacer pruebas de todo tipo, además de llevar a cabo observaciones de la Tierra: el Columbus europeo, el japonés Kibo y el estadounidense Destiny. La investigación se centra en lograr descubrimientos científicos, desarrollar aplicaciones y, en definitiva, beneficiar a los habitantes de la Tierra mientras se prepara para la futura exploración espacial.
Y mientras tanto los astronautas, tanto hombres como mujeres, deben seguir realizando tareas comunes como cuidar su higiene personal, ir al baño, comer y beber, mantenerse sanos y en buena forma física. Pero enfrentándose a las condiciones de microgravedad, porque sí, hay gravedad en el espacio -aunque mínima- frente a la creencia popular de que existe ingravidez. Condición para la que cuentan con un traje espacial apto para realizar caminatas espaciales, el cual ha permanecido prácticamente sin cambios durante la mayor parte de la vida útil de la estación.
El complejo es capaz de albergar actualmente hasta siete visitantes de diferentes agencias de forma permanente, número que conforma habitualmente cada expedición, aunque a veces hay más a bordo durante el traspaso de una misión a otra o, en casos excepcionales, como el ocurrido a Frank Rubio, que conseguía el récord del vuelo espacial individual más largo realizado a la EEI, alcanzando 371 días por un fallo en la nave que debía devolverlo a la Tierra.
Presencia española
España ha tenido su representación en la estación a través de Pedro Duque, que a lo largo de su amplia trayectoria en la ESA llevó a cabo la Misión Cervantes en 2003, en el que sería su segundo viaje espacial.
Como representante de la NASA también ha participado en varias misiones Miguel (o Michael) López-Alegría que, aunque tiene doble nacionalidad, americana y española, puede considerarse como el primer astronauta nacido en España -en Madrid- en viajar al espacio.
A ellos podría unirse en un futuro próximo otro español, Pablo Álvarez, graduado como astronauta junto a los cuatro compañeros que fueron seleccionados en 2022 para formar parte del cuerpo titular de profesionales de la ESA. Junto al ingeniero leonés fue elegida por la agencia europea otra española, la investigadora Sara García, aunque ella se quedó en el equipo de reserva, por lo que solo se preparará si surge una misión en la que sean necesarios sus conocimientos científicos.
El reto del español se plantea antes de que la estación quede obsoleta y deba ser sustituida. EEUU se ha comprometido a extender las operaciones hasta 2030, lo que se está refrendando por parte de todas las agencias espaciales asociadas. A partir de entonces, todo apunta a que será sustituida por estaciones comerciales, entre ellas la StarLab europea. Otro desafío que ya se está estudiando será el reingreso seguro de la estructura a la Tierra, para lo que se valdrá de las capacidades de propulsión de la estación y las naves espaciales visitantes.
Hasta que llegue ese día todavía quedan años de investigación y de hallazgos, y de seguir contemplándola a simple vista en el cielo como una estrella que se desvanece desde cualquier parte del mundo, incluso desde una gran ciudad. Para facilitar su localización, la NASA ha creado una aplicación para teléfonos móviles llamada Spot the Station (Avista la estación), disponible para descargar en iOS y Android.
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