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¿Quién fue la primera mujer que voló al espacio? ¿Qué otras astronautas le siguieron?

Autoría: Patricia Pérez

Fuente: AstronautA. Pioneras de la exploración espacial

Asesoría científica: Amelia Ortiz

astronautas , carrera espacial , Sara García

En la actualidad, mujeres y hombres trabajan juntos en el espacio, formando parte de expediciones como las que viajan a la Estación Espacial Internacional. No hay diferencia en la formación impartida para ser astronauta, ni en las responsabilidades asignadas en las misiones espaciales, e incluso es común que las mujeres protagonicen varios vuelos al espacio. Su designación ya no se considera «histórica» de la misma forma ​​que años atrás, aunque aún quedan primeras veces por contar, como la de la primera mujer que pise la Luna o, por qué no, Marte en las próximas décadas.

El camino para llegar hasta ahí no ha sido nada fácil. De hecho, sólo un poco más del 13 por ciento de los astronautas hasta ahora ha sido del sexo femenino. Algunas de ellas son conocidas y otras no demasiado y, como en tantos otros sectores profesionales, las pioneras tuvieron que romper muchas barreras para lograr sus sueños, mientras otras no lo consiguieron.

ÍNDICE

La pionera: Valentina Tereshkova

La primera mujer que voló al espacio fue la soviética Valentina Tereshkova. Estados Unidos y la Unión Soviética se encontraban sumidos en plena carrera espacial, tras el lanzamiento del primer satélite artificial –el Spútnik 1, el 4 de octubre de 1957-, el primer ser vivo -la perrita Laika un mes después-, y el primer hombre que viajó al espacio exterior –Yuri Gagarin, quien completó una órbita terrestre el 12 de abril de 1961-. Los segundos, por tanto, iban dominando esta competición informal.

El siguiente reto era realizar el primer vuelo femenino, algo que ya sopesaba el director de formación de cosmonautas en Moscú, Nikolái Kamanin, aunque acabó convenciéndose precisamente durante un viaje a EEUU. Y es que, a pesar de la competencia, también existía colaboración entre ambos países. Kamanin conoció la existencia de las aviadoras del malogrado Mercury 13, un grupo de mujeres que había superado las mismas pruebas físicas a las que se sometían los astronautas masculinos y estaban intentando que las entrenasen para el proyecto Mercury de la NASA.

Bajo el pretexto de que esta vez sí los americanos se les adelantarían, consiguió convencer a su regreso al legendario Serguéi Korolev, responsable del secreto programa espacial soviético, sobre la necesidad de darse prisa para ser los primeros en poner en órbita a una mujer. Paradójicamente, aquel proyecto estadounidense que tanto le  preocupaba nunca llegaría a lanzar una astronauta al espacio.

Las cinco mujeres soviéticas seleccionadas para el primer vuelo femenino al espacio

Las cinco mujeres soviéticas seleccionadas para el primer vuelo femenino al espacio, con Valentina Tereshkova en el centro. Imagen: NASA

El reclutamiento de las primeras cosmonautas había empezado previamente. Por aquel entonces, la selección de varones se realizaba entre miembros del cuerpo de pilotos de pruebas del ejército, carrera a la que las mujeres no tenían acceso, por lo que tuvieron que recurrir a lo más parecido, expertas en paracaidismo. El aterrizaje tras el vuelo espacial implicaba lanzarse en paracaídas desde la nave, por lo que fue un punto a favor. Otro fue la popularidad de esta práctica entre las jóvenes soviéticas, con la existencia de numerosos clubes. Todo ello, sumado a la idea de convertirse en héroe nacional, animó a más de 800 féminas a presentarse a la  convocatoria, de las que seleccionaron a 23.

La principal candidata era Valentina Tereshkova. De familia proletaria, su padre fue héroe de guerra y estaba afiliada al Partido Comunista, además de ser muy carismática y superar con éxito el duro entrenamiento. Para Kamanin era «una Gagarin con falda», la más adecuada para transmitir los ideales de la URSS tras su regreso del espacio.

En un principio se planearon dos vuelos simultáneos con tripulación femenina: la Vostok 5 con Tereshkova y la Vostok 6 con Valentina Ponomariova. Sin embargo, esta otra no respondía tan bien a los clichés soviéticos, por lo que en marzo de 1963 se rechazó el proyecto y tan solo se aprobó el viaje de una aspirante. Esto supuso que el lanzamiento tuviera que retrasarse unos meses, pues ninguno de los cosmonautas masculinos había completado los entrenamientos.

Valentina Tereshkova

Valentina Tereshkova justo antes de despegar en su cápsula Vostok 6 para su histórico vuelo espacial. Imagen: NASA

Fue así como finalmente Valentina Tereshkova se convertiría en la primera mujer en conquistar el espacio. Ocurrió el 16 de junio de 1963, a bordo de la nave Vostok 6, con la que dio 48 vueltas alrededor de la Tierra durante tres días. Su nombre en clave fue chaika, que significa «gaviota». Sus palabras al alcanzar la órbita han quedado para la posteridad:

«Soy Gaviota. Veo el horizonte, distingo una franja azul: es la Tierra ¡Qué hermosa es! Todo marcha bien»

La acompañaría en la travesía Valeri Bykovski en la Vostok 5, con el que mantendría varios acercamientos al día, alguno incluso a casi cinco kilómetros. Esta misión conjunta permitió el análisis comparativo de los efectos del vuelo espacial en el organismo de mujeres y hombres, la investigación biomédica, el desarrollo y mejora de los sistemas de la nave bajo condiciones de vuelo conjunto, así como experimentos de radiocomunicación. Además, abrió camino para la adaptación del traje espacial y de la cápsula al organismo femenino. Por ello, pese a que el programa pudiera entenderse en algunos sectores como un mero acto propagandístico, no cabe duda de que los logros de la misión fueron más allá de promocionar el régimen comunista.

La cosmonauta había conseguido su sueño de infancia, aunque no sin dificultades. Durante el vuelo se dio cuenta de que la nave estaba mal orientada, por lo que cuando encendiera los motores para regresar a la Tierra se alejaría, en lugar de acercarse. Por suerte, tras advertirlo al control de misión pudieron corregirlo y salvar la situación. Hambrienta, deshidratada y exhausta superó la reentrada y desplegó el paracaídas para aterrizar en el Macizo de Altái, en Kazajistán, con la mala fortuna de que soplaban vientos superiores a 60 kilómetros por hora lo que, si bien evitó la caída en medio de un lago, si provocó un aterrizaje violento, golpeándose la cara contra el casco.

aterrizaje Valentina Tereshkova

Valentina Tereshkova poco después de su aterrizaje de regreso. Imagen: NASA

Tras la hazaña, Tereshkova se convirtió en un personaje de fama mundial, siendo nombrada Héroe de la Unión Soviética y distinguida con la Orden de Lenin, entre otros premios y distinciones en varios países. Cinco meses después acontecería otro momento importante de su vida, el matrimonio «cósmico» con el también cosmonauta Andrián Nikoláyev. Fruto de ese enlace nació Yelena, el primer bebé cuyos padres habían viajado al espacio, lo que suscitó gran interés entre los científicos de la época, que la sometieron a diversos controles hasta comprobar que la niña era completamente normal.

Al concluir la misión estudió en la Academia de la Fuerza Aérea de Zhukovski y se graduó como ingeniera espacial en 1969. Como prominente miembro del Partido Comunista ocupó diversos cargos políticos. A pesar de su edad, ha reconocido su interés por viajar a Marte, sin importar que solo sea con billete de ida.

Svetlana Savítskaya, segunda mujer en el espacio y primera en realizar una actividad extravehicular

Aunque estaban previstos más vuelos en los que participaran mujeres, pasaron 19 años hasta que de nuevo otra soviética, Svetlana Savítskaya, viajó al espacio exterior. De hecho aquel primer grupo femenino de cosmonautas se disolvió en 1969 sin que ninguna de las compañeras de Tereshkova cumpliera su sueño.

No deja de ser curioso que en 1978 la NASA anunciara el ingreso por primera vez de seis mujeres en el cuerpo de astronautas, cuando la Unión Soviética reacciona y, un año después, crea en secreto el segundo cuerpo femenino de cosmonautas. En esta ocasión las candidatas tenían una mejor formación que las anteriores, con cuatro médicas, tres ingenieras, una física y una piloto de pruebas, pues por aquel entonces por fin se permitía el acceso de mujeres al ejército.

Svetlana Savitskaya

La cosmonauta Svetlana Savítskaya durante su histórico paseo espacial fuera de la estación Salyut 7. Imagen: NASA

Así fue como la piloto Svetlana Savítskaya se convirtió en la segunda mujer que viajó al espacio. Lo hizo el 19 de agosto de 1982 a bordo de la Soyuz T-7 y volvió a tierra 19 días más tarde en la T-5, debido a que su nave quedó atracada en la Salyut 7. Esta sería además la primera vez que una estación espacial acogió una tripulación mixta. Posteriormente protagonizó un segundo vuelo a la estación espacial soviética durante el cual alcanzó otro hito, el de la primera mujer en dar un paseo espacial, el 25 de julio de 1984. La cosmonauta permaneció fuera del vehículo por tres horas y 35 minutos, realizando con éxito trabajos de montaje y mantenimiento. ​

Savítskaya se considera la última cosmonauta soviética, puesto que la siguiente en viajar al espacio, Yelena  Kondákova, lo haría ya como ciudadana rusa, el 3 de octubre de 1994. Esta tuvo además el honor de ser la primera mujer en completar una misión de larga duración, pues pasó 169 días a bordo de la estación espacial Mir, orgullo del programa espacial soviético que, tras la disolución de la URSS, pasó a ser rusa. Ya en el siglo XXI, Yerena Sérova fue la primera en realizar un vuelo de larga duración a bordo de la Estación Espacial Internacional.

Las primeras astronautas de la NASA

Con la llegada del transbordador espacial, la NASA abrió la selección de astronautas a científicos e ingenieros además de pilotos. Las mujeres podrían por fin ser elegibles en la que sería la octava promoción, aunque en calidad de especialistas de misión. Así es como consiguió el acceso la primera estadounidense en viajar al espacio, Sally Ride.

Doctorada en física, fue una de las seis féminas del grupo de 1978, especialistas en diversos campos cuyo objetivo era realizar experimentos científicos. Ride hizo historia como tripulante del orbitador Challenger, volando el 18 de junio de 1983. Durante la misión de seis días, el equipo lanzó dos satélites de comunicaciones y ella se encargó de recuperar otro utilizando el brazo robótico.

Sally Ride

Viaje a bordo del transbordador espacial Challenger de Sally Ride, la primera astronauta estadounidense. Imagen: NASA

Como una de las pioneras en el espacio, tuvo que romper estereotipos y prejuicios, algunos ajenos a la astronáutica. Quizás el más popular sea el relacionado con la menstruación. Cuando los ingenieros de la NASA estaban preparando el neceser para el aseo de los astronautas, cayeron en la cuenta de que iban a enfrentarse a un desafío con el que jamás habían tenido que lidiar: elegir tampones. Ante la duda sobre el número necesario, decidieron proveerla con más de un centenar. 

Ride realizó un segundo vuelo en el transbordador espacial un año después, aunque en esta ocasión por primera vez la tripulación incluía a dos féminas. Su compañera Kathryn Sullivan realizó el primer paseo espacial de una mujer estadounidense el 11 de octubre de 1984, tres meses después que la soviética Savítskaya.

Colaboraciones, minorías raciales y primera piloto

A lo largo de la carrera espacial no sólo ha habido competición, sino también colaboración. Prueba de ello es el caso de Helen Sharman, que tiene la distinción no sólo de ser la primera persona del Reino Unido en viajar al espacio, sino también la primera mujer en visitar la estación espacial Mir, pues lo hizo como cosmonauta, en mayo de 1991. Esta ingeniera química fue elegida para participar en la misión Juno de ocho días de duración, financiada con fondos privados británicos, para viajar a la estación soviética de la mano de Roscosmos. Sharman llevó a cabo varios experimentos de ciencias biológicas y conectó desde allí con escolares de su país.

Poco a poco las mujeres de minorías raciales también han alcanzado su lugar en el espacio, empezando por la afroamericana Mae Jemison y la hispana Ellen Ochoa, quien además de participar en cuatro misiones fue nombrada directora del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston de 2013 a 2018, la segunda que ocupaba este cargo y la primera hispana.

Eileen Collins

La comandante de la misión STS-114, Eileen Collins, con el piloto James “Vegas” Kelly en la cubierta de vuelo del Discovery. Imagen: NASA

Otra barrera difícil de romper fue la de llegar a ser piloto, hito que consiguió Eileen Collins en 1995 a bordo del transbordador espacial Discovery. Para ello se formó como piloto de pruebas del ejército estadounidense, siendo la segunda fémina en graduarse. Como curiosidad, el día de su lanzamiento invitó a las integrantes del fallido Mercury 13 pues, en cierta manera, se sentía heredera del esfuerzo de estas mujeres que, aunque no lograron viajar al espacio, allanaron el camino. Se convirtió en la primera comandante de una nave espacial estadounidense y también pilotó la misión de retorno al vuelo tras el accidente del transbordador espacial Columbia. Para ello tuvo que hacer una maniobra completa de 360 grados que no se había hecho antes para que los astronautas a bordo de la EEI tomaran fotografías que garantizaran que no hubiera riesgo de daños en el momento de la reentrada.

Astronautas de la Agencia Espacial Europea

La Agencia Espacial Europea (ESA) es mucho más joven que la NASA y Roscosmos, pues se fundó en 1975. Tres años después se reclutó el primer cuerpo de astronautas, aunque hasta el momento solo dos europeas han viajado al espacio: la francesa Claudie Haigneré y la italiana Samantha Cristoforetti (Helen Sharman no formaba parte de la ESA).

Haigneré, médica de formación, participó en dos vuelos, uno a la Mir con Roscosmos, siendo la primera vez que dos mujeres convivían a bordo de una estación espacial, y otro a la EEI, por lo que fue además pionera en vivir y trabajar a bordo de dos laboratorios de microgravedad.

Samantha Cristoforetti

Samantha Cristoforetti realiza operaciones científicas a bordo de la Estación Espacial internacional. Imagen: ESA

Cristoforetti, la única astronauta europea en activo, tiene la distinción de ser la primera mujer comandante de la EEI de nuestro continente. Durante su primer viaje consiguió el récord femenino de permanencia en el espacio en una única misión, al pasar 199 días en órbita. Lo mantuvo hasta el año 2017, cuando fue superada por la estadounidense Peggy Whitson, con 289 días y, más recientemente, por Christina Koch, que en 2020 alcanzaba los 328 días de viaje.  La astronauta de la NASA participó en las primeras caminatas espaciales exclusivamente femeninas y ha sido designada como especialista de misión en Artemis II, la nave que volverá a acercar al ser humano a la Luna, según las últimas previsiones en septiembre de 2025, por lo que todo apunta a que podría ser la primera mujer en la órbita lunar.

En la historia ha habido otras tres astronautas europeas: la belga de la ESA Marianne Merchez y otras dos de la Agencia Espacial Alemana, Renate L. Brümer y Heike Walpot, aunque ninguna de ellas llegó a volar al espacio.

Sara García, la primera astronauta española

Poco a poco la situación va mejorando. De hecho, en las últimas selecciones de astronautas se ha buscado la paridad, incidiendo en la importancia de que más mujeres participen en la exploración espacial. En el caso europeo, para la promoción de la ESA de 2022 se eligieron cinco astronautas de carrera, entre ellos dos mujeres, y como novedad once de reserva, de los cuales cinco son del sexo femenino. Los astronautas de carrera, como es el caso del español Pablo Álvarez, forman parte de la plantilla y se ocuparán de misiones de larga duración y mayor complejidad, mientras los miembros de la reserva, como la también española Sara García, siguen en sus puestos de trabajo habituales y solo se prepararán si surge una misión en la que sean necesarios sus conocimientos científicos.

La astronauta española Sara García

La biotecnóloga Sara García se ha convertido en la primera mujer astronauta española. Imagen: ESA

García se licenció en Biotecnología en la Universidad de León y se doctoró en la Universidad de Salamanca en Biología Molecular enfocada al cáncer y la medicina traslacional. Lleva años trabajando en laboratorios de investigación, actualmente en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), donde dirige un equipo enfocado al descubrimiento de nuevos fármacos frente al cáncer de pulmón y del páncreas.

La primera astronauta española pasea con orgullo esta designación a lo largo y ancho del país, participando en todo tipo de charlas y acciones que contribuyan a despertar vocaciones científicas y que puedan inspirar a las niñas de hoy para ser las astronautas del mañana. 

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