Aterrizan las muestras del asteroide Bennu
El contenedor con 250 gramos de material recogido por la misión OSIRIS-REx aterrizó en el desierto de Utah (EEUU) según lo previsto, y viajará este lunes al Centro Espacial Johnson de la NASA para su análisis. La cápsula fue transportada en helicóptero a una sala limpia provisional donde se conectó a un flujo continuo de nitrógeno, que lo mantendrá alejado de los contaminantes terrestres. Los resultados ayudarán a comprender mejor el origen de nuestro sistema solar y los ingredientes de la vida, además de aportar información de interés en la defensa planetaria
Tras siete años del lanzamiento de la misión OSIRIS-REx (Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification and Security – Regolith Explorer) de la NASA, su cápsula de rocas y polvo recogidos del asteroide Bennu por fin está en la Tierra.
Aterrizó este domingo a las 16:52 hora peninsular en el Campo de Pruebas y Entrenamiento de Utah del Departamento de Defensa de EE UU, cerca de Salt Lake City.
En una hora y media, la cápsula fue transportada en helicóptero a una sala limpia provisional instalada en un hangar del campo de entrenamiento, donde se conectó a un flujo continuo de nitrógeno. Este gas no interactúa con la mayoría de las sustancias químicas, mantiene alejados los contaminantes terrestres y deja la muestra intacta en su contenedor para los análisis científicos.
Ahora, el análisis de las muestras
«Este día marca un hito extraordinario no solo para el equipo de OSIRIS-REx, sino para la ciencia en su conjunto», destaca Dante Lauretta, investigador principal de esta misión en la Universidad de Arizona, «pero no olvidemos que, aunque parezca el final de un capítulo increíble, en realidad es solo el principio de otro. Ahora tenemos la oportunidad sin precedentes de analizar estas muestras y profundizar en los secretos de nuestro sistema solar».
La muestra del asteroide Bennu –de unos 250 gramos– será transportada en su contenedor, sin abrir y por avión, al Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston este lunes. Allí, los investigadores encargados de su conservación desmontarán este protector, extraerán y pesarán el material, elaborarán un inventario de las rocas y el polvo, llamados regolito, y con el tiempo, distribuirán trozos de Bennu a la comunidad científica internacional.
Será un proceso de dos años, hasta finales de 2025. La NASA preservará al menos el 70 por ciento de la muestra en el centro Johnson para futuras investigaciones por parte de científicos de todo el mundo, incluidas generaciones aún no nacidas, que harán uso de tecnologías por inventar.
Este material ayudará a la comunidad científica a realizar descubrimientos para comprender mejor la formación de los planetas y el origen de la materia orgánica y el agua que dieron lugar a la vida en la Tierra, además de beneficiar a toda la humanidad a conocer mejor asteroides potencialmente peligrosos.
Sala limpia provisional instalada en un hangar, donde los miembros del equipo OSIRIS-Rex desmontan la cápsula para recoger el contenedor con la muestra del asteroide y enviarlo sin abrir a Houston. Imagen: NASA / Keegan Barber
«Enhorabuena al equipo de OSIRIS-REx por esta misión –la primera devolución estadounidense de muestras de asteroides de la historia– que profundizará en nuestra comprensión del origen del sistema solar y su formación. Por no mencionar que Bennu es un asteroide potencialmente peligroso, y que lo que aprendamos de la muestra nos ayudará a entender mejor los tipos de asteroides que podrían aparecer en nuestro camino», declaró Bill Nelson, Administrador de la NASA.
«Con OSIRIS-REx, el lanzamiento en un par de semanas de Psyche [una nave al asteroide del mismo nombre], el primer aniversario de DART y la primera aproximación de Lucy a un asteroide [troyano] en noviembre, el ‘otoño de asteroides’ está en pleno apogeo». Precisamente la misión DART es una colaboración internacional entre la ESA y la NASA con presencia española y andaluza, lo que pone de relieve que la ciencia andaluza contribuye a mitigar el riesgo de impacto de asteroides.
Historia de la misión
La llegada de una muestra de asteroide, una primicia en EE UU (aunque agencias espaciales como la japonesa ya lo había realizado antes), se desarrolló según lo previsto gracias al esfuerzo de cientos de personas que dirigieron a distancia el viaje de la nave espacial desde su lanzamiento en 2016.
A continuación, el equipo la guió hasta alcanzar Bennu en diciembre de 2018, a través de la búsqueda durante los dos años siguiente de un lugar seguro para la recogida de muestras, que ocurrió en octubre de 2020, y durante el viaje de regreso a casa a partir de mayo de 2021.
Tras viajar miles de millones de kilómetros, la nave espacial OSIRIS-REx soltó su cápsula cuando se encontraba a 102.000 kilómetros de la superficie terrestre, aproximadamente un tercio de la distancia entre la Tierra y la Luna.
A una velocidad de 44.500 km/h, la cápsula atravesó la atmósfera terrestre, frente a la costa de California, a una altitud de unos 133 km. En 10 minutos aterrizó en el campo de tiro militar. Durante el trayecto, dos paracaídas se desplegaron con éxito para estabilizarla y ralentizar la velocidad hasta los 18 km/h en el momento del aterrizaje.
El centro Goddard de la NASA se encarga de la gestión general de la misión, y la Universidad de Arizona dirige el equipo científico y el procesamiento de datos. Por su parte, Lockheed Martin Space construyó la nave y dirige las operaciones de vuelo.
Entre las colaboraciones internacionales de OSIRIS-REx se incluyen su altímetro láser de la Agencia Espacial Canadiense (CSA) y la colaboración científica para la obtención de muestras de asteroides con la misión Hayabusa2 de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), que ya las obtuvo de otro asteroide, Ryugu.
*Imagen de portada: Cápsula de retorno de muestras de la misión OSIRIS-REx tras aterrizar en el desierto de Utah (EE UU) / NASA/Keegan Barber