Condiciones favorables para contemplar las Gemínidas, la última lluvia de estrellas del año
Las Gemínidas es la lluvia de meteoros más intensa del año, superando los 120 por hora. En 2023, además, la ausencia de Luna nos permitirá disfrutar aún mejor de ella, ya que se podrán apreciar incluso los más débiles. Las mejores noches para salir a buscar estrellas fugaces serán del 13 al 15 de diciembre. Casi coincidiendo con el fenómeno astronómico un equipo de investigadores finlandés ha descubierto la composición del asteroide del que provienen, Faetón, del que se pensaba que pudiera ser un cometa extinto. El estudio publicado en Nature revela que su espectro corresponde a un tipo de meteorito muy raro, del que sólo se conocen seis ejemplares
El invierno no es la estación más propicia para salir a disfrutar del firmamento, pero el cielo de diciembre tiene algunos hitos que no debemos perdernos. Esta semana comenzaba con la ocultación de la estrella Betelgeuse por el asteroide 319 Leona, un fenómeno peculiar que pudo verse con buenas condiciones en gran parte de Andalucía y que seguro tendrá relevancia científica, en lo que ya trabajan reduciendo datos los creadores del proyecto de ciencia ciudadana StarBlink, una campaña de observación para seguir y estudiar el evento que animaba a la colaboración profesional y amater para recopilar la mayor cantidad de información posible.
A buen seguro, quienes se animaron a contemplar en vivo la ocultación pudieron disfrutar de alguna estrella fugaz. Son las Gemínidas, la última lluvia de estrellas del año. Estas son visibles desde todo el hemisferio norte entre el 4 y el 17 de diciembre aproximadamente, aunque su momento de máxima actividad tiene lugar en la noche del 13 al 14, cuando se podrían observar hasta 150 meteoros por hora, según datos del Observatorio Astronómico Nacional.
Con todo, las Gemínidas tienen una tasa de actividad por encima de los 120 meteoros por hora y una velocidad de 35 kilómetros por segundo durante varios días, lo que las convierte en la lluvia más activa del año, seguida de las Cuadrántidas de enero y las Perseidas de agosto. Al igual que sucedió con las «lágrimas de San Lorenzo», 2023 será un buen año para su observación, ya que el momento de máxima actividad coincide con la Luna nueva (el novilunio tiene lugar el día 13 a las 00:33 horas), por lo que el fino creciente de nuestro satélite natural permitirá la contemplación en excelentes condiciones durante toda la noche los próximos tres días. A ello se suma que los meteoros de las Gemínidas son más lentos que los de otras lluvias, por lo que será más sencillo avistar alguna de estas estrellas fugaces.
Tras las Gemínidas, las siguientes serán las Coma Berenícidas, con máximos el 19 de diciembre y las Úrsidas el 22. Sin embargo, ambas tendrán una tasa de actividad mucho más baja, de entre tres y diez meteoros por hora.
¿Por qué suceden las Gemínidas? Descubren la composición del asteroide que las causa
El origen de las Gemínidas fue un misterio durante siglos, pues no se sabía asociar la lluvia de meteoros con ningún cometa periódico conocido. En el año 1983, el telescopio espacial de infrarrojos IRAS (lanzado por la NASA) identificó un asteroide, llamado Faetón, y al estudiar su órbita se concluyó que era el causante de este fenómeno astronómico. Se trata pues de un caso peculiar, pues prácticamente el resto de lluvias de estrellas conocidas están causadas por cometas.
Este particular asteroide tiene un diámetro de poco más de cinco kilómetros y se conoce como “hijo del Sol”, al ser el que más se acerca a nuestra estrella, cuya órbita completa cada 1,4 años. Los astrónomos especulan con la idea de que Faetón pudiese ser hoy un cometa extinto y que los fragmentos que forman las Gemínidas se hubieran desprendido hace siglos, cuando aún tenía actividad cometaria.
Como todos los años por estas fechas, la Tierra atraviesa un anillo poblado con aquellos fragmentos desprendidos de Faetón. Cuando uno de esos fragmentos (o meteoroides) entra en contacto con la atmósfera terrestre, se calcina por la fricción con el aire creando así el resplandor luminoso que conocemos como meteoro o estrella fugaz. No se trata por tanto de una estrella como tal, que se cae, sino de una partícula de polvo incandescente. Típicamente, los más comunes que observamos a simple vista los producen partículas de unos milímetros a unos centímetros de tamaño que se queman a unos 100 kilómetros de altura.
Lo que más desconcertaba a los investigadores era la cola parecida a la de un cometa visible durante unos días, cuando el asteroide pasa más cerca del Sol en su órbita. Hasta ahora, todas las teorías eran hipotéticas, pero el enigma acaba de resolverse gracias a un estudio publicado en la revista Nature por investigadores de la Universidad de Helsinki. El equipo descubrió que el espectro de Faetón corresponde exactamente a un determinado tipo de meteorito, la llamada condrita carbonosa CY, un espécimen muy raro, del que sólo se conocen seis ejemplares.
Los tres tipos de meteoritos se originaron durante el nacimiento del Sistema Solar y se parecen parcialmente entre sí, pero sólo el grupo CY muestra signos de secado y descomposición térmica debido al calentamiento reciente. También se diferencian del resto por su alto contenido de sulfuro de hierro, lo que sugiere su propio origen. Según el estudio, todos los minerales identificados en Faetón parecen corresponder a los propios de este tipo de meteoritos.
La composición y la temperatura de los asteroides explican la formación de gas cerca del Sol, pero ¿explican también el polvo y la grava que forman los meteoros de las Gemínidas? Los investigadores utilizaron datos experimentales de otros estudios junto con sus modelos térmicos y, en base a ellos, estimaron que cuando el asteroide pasa más cerca del Sol, se libera gas de la estructura mineral, lo que puede provocar la formación de rocas. Además, la presión producida por el dióxido de carbono y el vapor de agua es lo suficientemente alta como para levantar pequeñas partículas de polvo de la superficie.
¿Cómo podemos ver las Gemínidas?
Como cualquier otra lluvia de meteoros, parece tener un único centro de origen, un punto del que surgen todas las estrellas fugaces. Ese punto se denomina radiante y su localización se utiliza para nombrar el fenómeno en cuestión. Así pues, las Gemínidas tienen su radiante en la constelación de Géminis, al noroeste de Orión. Para observadores desde la latitud de Andalucía, se sitúa por encima del horizonte desde una hora después del anochecer hasta el amanecer. Si no logramos reconocer las constelaciones, recomendamos visitar nuestra sección Cómo orientarse en el cielo.
Pese al radiante, las estrellas fugaces se pueden ver “caer” en cualquier parte del firmamento. Entre las recomendaciones para verlas mejor, conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras dependiendo del lugar de observación, aunque esto es algo cada vez más difícil con el aumento de los efectos de la contaminación lumínica. Es preferible ubicarse en una localización que tenga pocos obstáculos para la vista, como edificios, árboles o montañas, y no utilizar instrumentos ópticos que limiten el campo de visión.
Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad. Habrá que dedicarle un tiempo suficiente, por lo que es importante llevar varias capas de ropa para poner o quitar en función de las necesidades. También provisiones de comida y bebida; no olvidemos que se trata de pasar un buen rato.
En 2020, por ejemplo, el cielo se llenó de bolas de fuego con motivo de las Gemínidas. Gracias al despliegue de estaciones de la Red de Detección de Meteoros y Bólidos que dispone la Universidad de Málaga, junto con la Sociedad Malagueña de Astronomía (SMA), se registraron más de 60 vídeos de bólidos, la mayoría en estaciones situadas en el norte de España, que aportan, a su vez, información relevante sobre masas, magnitudes, alturas o trayectorias de estos fragmentos de Faetón.
Aunque si las condiciones meteorológicas no son favorables o la contaminación lumínica lo impide, será posible seguirlas en directo a través del canal sky-live.tv, que finalizará con ellas las actividades de divulgación del proyecto Interreg EELabs desde el Observatorio del Teide (Tenerife) y desde El Anillo (Extremadura), con la colaboración del proyecto Extremadura Buenas Noches. Desde finales de 2019, esta iniciativa ha realizado 24 retransmisiones de eventos celestes -además de la serie #UniversoEnCasa y el seguimiento de la erupción del volcán de La Palma– para concienciar a la población sobre la necesidad de conservar la oscuridad de la noche para la protección de los ecosistemas nocturnos y el desarrollo de la Astronomía.