De momento se ha cumplido la primera fase de la misión, con el lanzamiento de Artemis I en noviembre de 2022. Este fue el primer vuelo sin tripulación para poner a prueba el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) de la NASA y la nave Orión, que se propulsó más allá de Luna y se adentró en el espacio profundo utilizando el Módulo de Servicio Europeo (ESM) facilitado por la ESA. La misión duró 25 días, en los que orbitó la Luna dos veces. La nave rozó la superficie lunar a una distancia de 130 km, y aprovechó la gravedad de nuestro satélite para entrar en la órbita lunar y, finalmente, completar su viaje de vuelta a la Tierra.

La siguiente misión, Artemis II, será similar a la anterior con la novedad de que supondrá el regreso de astronautas a la órbita lunar 50 años después, aunque en ningún momento tomarán contacto con el satélite. Para ello la NASA ha designado a la tripulación que emprenderá el viaje la Luna, entre ellos la primera mujer, la primera persona de color y la primera persona canadiense en una misión lunar. Su lanzamiento se ha pospuesto hasta septiembre de 2025. Hasta entonces se realizarán diferentes pruebas en la nave, simulaciones, análisis, entrenamientos y, en definitiva, todas las actividades necesarias para preparar la misión y que sea un éxito como lo fue su predecesora.

Tanto la Orión II como las naves para las siguientes misiones tripuladas ya se encuentran estacionadas en el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida. Los módulos de propulsión ESM son un componente clave, pues efectuarán los encendidos de gran potencia necesarios para entrar y salir de la órbita lunar, así como otros de potencia menor para facilitar las maniobras y la corrección de trayectorias. Su construcción es un verdadero esfuerzo colaborativo europeo; los componentes primarios se construyen e integran en Italia y Alemania, mientras que varios países europeos, entre ellos España, proporcionan hardware y diversos componentes.

Las naves Orión para las misiones Artemis II (dcha.), III (izq.) y IV (centro) ya reposan en el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida. Imagen: NASA

A la segunda seguirá Artemis III, la misión con la que sí se espera el regreso de astronautas a la Luna tras la última hazaña en diciembre de 1972. En principio este hito estaba previsto para 2024, pero los retrasos de Artemis I  han pospuesto su lanzamiento al menos hasta 2026. Aun no se ha elegido la tripulación de la nave, pero no se descarta que un astronauta europeo de la ESA pueda viajar en Artemis III, por lo que quizás uno de ellos pudiera ser el español Pablo Álvarez.

Principales escollos: el traje y la nave espacial

La creación del traje espacial es uno de los retos a los que se enfrentan para el regreso de astronautas a la Luna. Axiom, la empresa encargada de su desarrollo, está aprovechando muchos aspectos de trabajos anteriores de la NASA para modernizarlos, pero admiten que aún queda mucho por hacer para resolver ciertos desafíos. Por ejemplo, el diseño original de la agencia espacial estadounidense no incluía la cantidad mínima de soporte vital de emergencia necesaria para Artemis III. Como resultado, los representantes de Axiom anunciaron que tendrían que rediseñar ciertos aspectos del traje, para lo que cuentan con la colaboración de la firma de lujo Prada.

Aunque la tripulación viajará a bordo de Orión, alcanzará la Luna utilizando Starship, la ‘nave de naves’ de SpaceX, que por fin en junio de 2024 conseguía culminar con éxito la prueba de vuelo en su cuarto intento. Ambas etapas de la nave pudieron regresar de forma controlada a la Tierra, un hito que no había cumplido en sus primeras tres pruebas. Starship es el vehículo de lanzamiento más poderoso jamás desarrollado, con la capacidad de llevar hasta 150 toneladas a la órbita terrestre. La nave desarrollada por Elon Musk constituye un sistema de transporte diseñado para llevar tanto la tripulación como la carga a la órbita de la Tierra, la Luna, Marte… y tal vez más allá.

Imagen de portada: NASA