¿Cuándo comienza la carrera espacial?
La carrera espacial fue una competición informal entre Estados Unidos y la Unión Soviética que duró aproximadamente desde 1957 a 1975. Supuso el esfuerzo paralelo entre ambos países de explorar el espacio exterior con satélites artificiales, de enviar humanos al espacio y de posar a un ser humano en la Luna.
Aunque sus raíces están en las primeras tecnologías de cohetes y en las tensiones internacionales que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, la carrera espacial comenzó de hecho tras el lanzamiento soviético del Spútnik 1 el 4 de octubre de 1957. Se trataba de una esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro, con una masa aproximada de 83 kilogramos, y cuatro largas y finas antenas de 2,4 a 2,9 metros. Orbitó nuestro planeta a una distancia de entre 938 kilómetros en su apogeo y 214 kilómetros, en su perigeo.
Cada 96 minutos, este satélite daba una vuelta completa a la Tierra. El Spútnik 1 se lanzó con el vehículo de lanzamiento R-7 y se incineró durante su reentrada el 3 de enero de 1958, tras 92 días y 1400 órbitas. Fue el primero de varios satélites lanzados por la Unión Soviética durante su programa Spútnik, la mayoría de ellos con éxito. Desde aquel día nuestro cielo se llenó de objetos creados por el ser humano. Una réplica del satélite decora el vestíbulo de entrada de las oficinas centrales de la ONU en Nueva York.
Los primeros seres vivos en el espacio
La pugna continuó con el lanzamiento del primer ser vivo que orbitó la Tierra, que fue una perra a la que bautizaron Laika, nombre que en ruso significa «que ladra», además de ser una raza de perros de Siberia y el Norte de Rusia. Este viaje espacial lo hizo el 3 de noviembre de 1957 a bordo de la nave soviética Spútnik 2, un mes después de la puesta en órbita de su predecesor. El animal murió entre cinco y siete horas después del lanzamiento, bastante antes de lo planeado.
Habría que esperar al 12 de abril de 1961 para el vuelo del primer ser humano al espacio exterior. Fue un hombre, y de nuevo soviético, Yuri Gagarin, quien completó la órbita terrestre en 108 minutos antes de regresar a tierra en Kazajistán. Usó el distintivo de llamada Kedr, que en ruso significa «pino siberiano» o «cedro».
Tan solo 23 días después, el 5 de mayo de 1961, el estadounidense Alan Shepard se convertiría en el segundo hombre lanzado al espacio. Realizó un vuelo suborbital a bordo de la cápsula de la nave Mercury Redstone 3 y, a diferencia de Gagarin, Shepard tuvo cierto control sobre su vehículo y aterrizó dentro del mismo, por lo que la Federación Aeronáutica Internacional lo consideró el primer vuelo espacial completo.
Las primeras mujeres en el espacio
El dominio de la URSS se volvió a poner de relieve con el viaje espacial de la primera mujer. Por aquel entonces ya se había creado la NASA, la agencia espacial de EEUU, precisamente bajo la presión del éxito obtenido por los soviéticos. Al tener conocimiento las autoridades soviéticas de la la existencia de un grupo de mujeres estadounidenses que había superado las mismas pruebas físicas a las que se sometían los astronautas masculinos y estaban intentando que las entrenasen para el proyecto Mercury de la NASA, se pusieron manos a la obra para evitar que, esta vez sí, los americanos se les adelantaran. Fue así como se creó el primer cuerpo femenino de cosmonautas con 23 candidatas, de entre las que finalmente se eligió a Valentina Tereshkova.
Su vuelo tuvo lugar el 16 de junio de 1963, a bordo de la nave Vostok 6, con la que dio 48 vueltas alrededor de la Tierra durante tres días. Su nombre en clave fue chaika, que significa «gaviota». En un principio se habían planeado dos vuelos simultáneos con tripulación femenina, pero finalmente se descartó y la acompañó en la travesía el cosmonauta Valeri Bykovski en la Vostok 5, con el que mantendría varios acercamientos al día, alguno incluso a casi cinco kilómetros.
Al tratarse de la primera misión conjunta se pudieron analizar los efectos del vuelo espacial en el organismo de ambos sexos, además de la investigación biomédica, el desarrollo y mejora de los sistemas de la nave bajo condiciones de vuelo conjunto, así como experimentos de radiocomunicación. Asimismo, abrió camino para la adaptación del traje espacial y de la cápsula de vuelo al organismo femenino.
Aunque estaban previstos más vuelos en los que participaran mujeres, pasaron 19 años hasta que de nuevo otra soviética, Svetlana Savítskaya, viajó al espacio exterior. De hecho aquel primer grupo femenino de cosmonautas se disolvió en 1969 sin que ninguna de las compañeras de Tereshkova cumpliera su sueño.
No deja de ser curioso que en 1978 la NASA anunciara el ingreso por primera vez de seis mujeres en el cuerpo de astronautas, cuando la Unión Soviética reacciona y, un año después, crea en secreto el segundo cuerpo femenino de cosmonautas. Así fue como la piloto Svetlana Savítskaya se convirtió en la segunda mujer que viajó al espacio. Lo hizo el 19 de agosto de 1982 a bordo de la Soyuz T-7 y volvió a tierra 19 días más tarde en la T-5, debido a que su nave quedó atracada en la estación espacial soviética Salyut 7. Esta sería además la primera vez que un laboratorio de microgravedad acogió una tripulación mixta.
Tendrían que pasar justo 20 años desde el vuelo de Tereshkova para que la primera mujer estadounidense conquistara el espacio. Fue Sally Ride, una de seis féminas de la promoción de astronautas de la NASA de 1978, quien hizo historia como tripulante del orbitador Challenger, volando el 18 de junio de 1983 para realizar diversos experimentos científicos.
La conquista de la Luna
Aunque los soviéticos ganaron a los estadounidenses en casi todos los hitos de la carrera espacial al inicio, no fue así a la hora de posar un humano en la Luna. De hecho, a pesar de los logros tecnológicos y políticos de ambas superpotencias, el clima ideológico entre estos países aseguró que la contienda informal continuaría al menos hasta que el primer humano caminara sobre nuestro satélite natural. En un primer momento enviaron naves no tripuladas para explorar la superficie lunar y garantizar así un aterrizaje seguro.
Tras los primeros éxitos soviéticos, el gobierno estadounidense presentó el programa Apolo. En los años 60, John F. Kennedy se refirió abiertamente a la competición entre dos grandes rivales en su famoso discurso, afirmando que ganar era una cuestión de orgullo. Fueron a contrarreloj, porque el presidente americano había prometido llegar a la Luna antes de finalizar la década.
Hemos decidido ir a la Luna. Elegimos ir a la Luna en esta década y hacer lo demás, no porque sean metas fáciles, sino porque son difíciles, porque ese desafío servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y habilidades, porque ese desafío es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, uno que no queremos posponer, y uno que intentaremos ganar, al igual que los otros.
Y así lo hicieron. No sin contratiempos y misiones fallidas, lo que llegó a costar incluso la vida de tres astronautas. El 20 de julio de 1969 fue el día en el que la misión estadounidense Apolo 11 llevó a los primeros astronautas a la Luna. La nave, tripulada por los astronautas de la NASA Neil Armstrong, Edwin (Buzz) Aldrin y Michael Collins, fue lanzada por el cohete Saturno V desde cabo Cañaveral, en Florida. Tardaron 76 horas en recorrer los 386 242 kilómetros que separan la Luna de nuestro planeta y unas seis horas en aterrizar.
Tras unas horas de espera, en la madrugada del 21 de julio (hora universal), el comandante Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la superficie lunar, a la vez que pronunciaba la conocida frase:
Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad
Otro hito importante relacionado con nuestro satélite natural ocurrió meses antes, en diciembre de 1968, cuando por primera vez un ser humano vería con sus propios ojos de forma directa la cara oculta de la Luna. Fue gracias a Apolo 8, la segunda misión tripulada del programa espacial estadounidense y la primera que conseguía salir de la órbita terrestre, orbitar la Luna y regresar a la Tierra. Otro hito de esta misión fue la famosa foto Earthrise (Amanecer de la Tierra), la primera imagen de la Tierra tomada por el ser humano desde otro cuerpo planetario.
Fin de la carrera espacial y comienzo de una nueva era
A aquella gesta le siguieron otras cinco misiones tripuladas hasta 1972, todas ellas de la NASA, enmarcadas en el programa Apolo. Sin embargo, poco a poco el interés político por la Luna fue decreciendo; y el presupuesto también. El foco estadounidense estaba ahora puesto en el desarrollo del transbordador espacial, al que se dedicó todo el esfuerzo económico y científico.
Por su parte, la Unión Soviética se centró también en las estaciones espaciales orbitales. La tensión se fue liberando y llegaron a participar en un programa conjunto llamado Apolo-Soyuz, por el cual en 1975 la nave soviética Soyuz 19 y la estadounidense Apolo atracaron, permitiendo a los astronautas pasar al vehículo contrario y participar en experimentos conjuntos.
Desde hace unos años la carrera a la Luna se ha vuelto a reactivar, aunque de forma más relajada e incorporando nuevos países en la contienda. La pugna se libra ahora principalmente entre Estados Unidos y China. En el caso de las misiones no tripuladas, destacan los robots de prospección Chang’e del país asiático y los Servicios comerciales de carga útil lunar (CLPS, por sus siglas en inglés) de la NASA, que determinarán la ventaja relativa de cada país para acceder y explotar los recursos lunares.
De momento China ha conseguido hitos como el aterrizaje de la Chang’e 4 en la cara oculta de la Luna en enero de 2019, un logro que ningún otro país había alcanzado hasta la fecha; la recogida de muestras de rególito lunar en 2020 a través de la Chang’e 5, y la más reciente Chang’e 6 en 2024, también pionera en recoger muestras de la cara oculta de la Luna por primera vez en la historia.
Por su parte Estados Unidos, tras el fracaso parcial del módulo de carga Peregrine, que no pudo alcanzar el objetivo principal de llegar a la Luna por una fuga de combustible, lanzó en febrero de 2024 Odiseo, que supuso su primer aterrizaje en la superficie lunar 50 años después. La misión busca llevar instrumental científico de la NASA y cargas comerciales para allanar el camino hacia una presencia humana sostenible en nuestro satélite.
Ese es el objetivo final de los países en la nueva contienda, trabajar en una fase preparativa de cara a un regreso humano a la Luna, pero esta vez para quedarse. Del proyecto chino en este sentido poco o nada se sabe. EEUU lidera un programa internacional, Artemisa, que precisamente recibe el nombre de la hermana gemela de Apolo, también hija de Zeus, la diosa griega de la caza, los bosques y los animales. Artemisa o Artemis aspira a permitir el regreso de astronautas a la superficie lunar, según las últimas previsiones en septiembre de 2025. Para este ambicioso plan la NASA no está sola, pues cuenta con el apoyo de otras agencias internacionales como la Agencia Espacial Europea (ESA) y la alianza de más de 25 países en los Acuerdos de Artemis, entre ellos España.
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