El equinoccio de marzo alarga los días y despierta la primavera
El miércoles 20 de marzo, a las 4:06 hora peninsular, tendrá lugar el equinoccio de primavera, dando lugar a una estación que durará aproximadamente 92 días y 18 horas, terminando el 20 de junio con el inicio del verano. Día a día el Sol saldrá cada mañana más de un minuto antes que el día anterior, mientras por la tarde se pondrá más de un minuto después. Además se producirá el tradicional cambio de hora el último domingo de marzo
Días con más luz y noches cada vez más cortas, flores que brotan y campos que se pintan de verde anuncian sin lugar a duda la llegada de la primavera. Aunque el invierno haya sido más cálido de lo normal y meteorológicamente la estación comience a principios de marzo, el inicio de la primavera astronómica viene marcado por un fenómeno singular que sucede cada año entre el 19 y el 21 de marzo: el equinoccio.
En ese instante el Sol se encontrará en declinación cero, es decir, en el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el norte. Ese día, por tanto, ambos hemisferios reciben la misma cantidad de luz solar, coincidiendo prácticamente la duración del día y la noche. De hecho, la palabra equinoccio procede del latín aequinoctium (aequus nocte), que significa noche igual. Será además el único momento en que el astro rey saldrá exactamente por el este y se pondrá por el oeste, y lo hará así en cualquier lugar del planeta, incluyendo los polos. A partir de entonces el rango de los puntos de salida y puesta de sol seguirá variando, lo que se conoce como amplitud estacional.
Para este 2024, el equinoccio de marzo tendrá lugar en la madrugada del miércoles día 20 a las 4:06 hora oficial peninsular, según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, dando así comienzo la primavera en el hemisferio norte, y el otoño en el sur. La estación durará aproximadamente 92 días y 18 horas, terminando el 20 de junio con el inicio del verano, marcado por el otro fenómeno que da lugar por convenio al cambio de estación, el solsticio.
A diferencia del equinoccio, en el solsticio el Sol se encuentra en el cenit al mediodía sobre los paralelos terrestres denominados trópicos. Durante los días anteriores y posteriores al solsticio parece que nuestra estrella apenas se moviera respecto a las demás, de ahí su nombre en latín solstitium, que quiere decir Sol quieto.
Algunas curiosidades sobre la primavera
A lo largo del siglo XXI, el inicio de la primavera podrá oscilar, a lo sumo, entre tres días desde el 19 al 21 de marzo, siendo su inicio más tempranero el del año 2096 y el más tardío el que se produjo en 2003. Estas variaciones de un año a otro se deben al modo en que encaja la secuencia de años según el calendario (unos bisiestos, otros no) con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol.
Una de las características principales de la primavera es que se trata de la época del año en que la longitud del día se alarga más rápidamente. A las latitudes de la península, vemos como semana a semana el Sol sale por las mañanas más de un minuto antes que el día anterior, mientras por la tarde ocurre el fenómeno contrario, se pone más de un minuto después. Como consecuencia, tras el equinoccio vernal el tiempo en que el Sol está por encima del horizonte aumenta casi tres minutos cada día.
El aumento de horas solares sumado a vientos más suaves provoca el despertar de las plantas que se han mantenido inactivas durante los meses de invierno. Eso en el hemisferio norte. Con la estación invertida, quienes viven al sur del ecuador experimentan amaneceres más tardíos y puestas de sol más tempranas, vientos más fríos y, por tanto, hojas secas y caídas.
Otra curiosidad del equinoccio de marzo es que lleva el amanecer al polo norte, comenzando un día que tendrá seis meses de duración. Tiempo que, por contra, pasarán de noche en el polo sur.
¿Qué podremos disfrutar en el cielo nocturno durante la primavera de 2024?
Gracias al movimiento de traslación terrestre el firmamento nos ofrece una estampa diferente cada noche si lo observamos a la misma hora, un ciclo anual bien definido que hace que cada estación tenga su cielo característico. Este principio es bien sabido por los aficionados a la astronomía, que esperan la llegada de la primavera como la mejor época del año para observar galaxias.
La explicación proviene de nuestra perspectiva del cielo nocturno en esta época del año. A medianoche en abril o mayo y mirando directamente al oeste, la Vía Láctea cruza el cielo de norte a sur, aunque no muy alta sobre el horizonte. Si lo que pretendemos es observar galaxias, no podemos hacerlo a través de la Vía Láctea, por la aglomeración de nebulosas, tanto oscuras como brillantes, y la presencia del gas y polvo. Sin embargo, al estar más baja, nos queda la mayoría del cielo libre de impedimentos para ver galaxias lejanas. Además, las constelaciones donde se concentra el mayor número sí están altas sobre el horizonte, como por ejemplo, Virgo, Leo, Coma Berenices o Camelopardalis, lo que facilita la observación.
Para aquellos que se inician en la astronomía, el comienzo de una estación con temperaturas más suaves también facilita la exploración nocturna, con objetos fáciles de observar a simple vista. El cielo tras la puesta de Sol comenzará la estación con Júpiter y Mercurio, aunque el segundo dejará de ser visible ya a primeros de abril. Júpiter, en cambio, podrá verse hasta principios de mayo, por lo que finalizaremos la estación sin planetas en el cielo vespertino.
Los amaneceres, por otra parte, comenzarán la primavera con Marte como único planeta visible. Durante las primeras semanas de abril aparecerá Saturno, muy bajo en el horizonte, por el este y en junio hará su aparición Júpiter. En nuestra sección Astronomía para principiantes se ofrece una completa guía con consejos, entre otros, sobre cómo observar los planetas y recursos para ubicarlos.
En cuanto al cielo no cambiante, al principio de la primavera todavía se podrán ver al anochecer algunas constelaciones típicas del invierno, como Orión, Can Mayor o Géminis. A medida que avancen las semanas, estas se irán acercando al Sol y darán paso a otras más características de la primavera, como Leo, con su llamativa forma de interrogación invertida terminada en la estrella Régulo; Virgo, con la brillante Espiga; y el Boyero, con la estrella roja Arturo.
Durante la primavera de 2024 tendrán lugar dos eclipses, uno de Sol y otro de Luna. El lunar sucederá el 25 de marzo, será de tipo penumbral, y podrá verse en América. El solar tendrá lugar unos días más tarde, el 8 de abril, será de tipo total y se verá en América del Norte y América Central. En España, únicamente será visible como parcial en las Islas Canarias más occidentales y el extremo noroeste de la península, pero con magnitudes muy bajas.
Otros fenómenos de interés astronómico durante la estación que comienza son las lluvias de meteoros de las Líridas, cuyo máximo se espera hacia el 22 de abril, y las Eta Acuáridas, con máximo en torno al 5 de mayo.
En cuanto a nuestro satélite natural, las lunas llenas de la primavera tendrá lugar el 25 de marzo, el 24 de abril y el 23 de mayo.
Con la primavera llega el cambio de hora
Aunque tanto el Parlamento Europeo como la Comisión se han pronunciado a favor de eliminar los cambios de hora en el futuro, todavía no existe una decisión definitiva al respecto. Por ello, durante 2024 seguirá en vigor el tradicional cambio de hora, que tiene lugar el último domingo de marzo. Ese día, el 31 de marzo, a las 2 de la madrugada hora peninsular, adelantaremos los relojes una hora para marcar las 3. En Canarias, la 1 de la madrugada pasará a ser las 2.
Bienvenida al equinoccio de primavera desde Andalucía
- Amanecer en los Dólmenes de Antequera
Se tiene constancia de las celebraciones del Sol desde la Prehistoria. Es bien conocido que los ciclos astronómicos marcaban los ritmos de vida desde el cultivo hasta la muerte. Además, la mayoría de los megalitos se orientan hacia la salida del astro rey en algún momento del año.
En este sentido, el Sitio de los dólmenes de Antequera se convierte en un auténtico muestrario único en Andalucía, ya que cada uno de los monumentos megalíticos se encuentra orientado a una dirección diferente, bien hacia el Sol o hacia objetivos terrestres: el dolmen de Viera hacia los ortos solares en los equinoccios, el tholos de El Romeral hacia la mitad occidental del horizonte, concretamente hacia la Sierra de El Torcal, y el dolmen de Menga hacia el perfil antropomórfico de la Peña de los Enamorados.
Por tal motivo, y a modo de celebración, el conjunto arqueológico abre las puertas del complejo en un horario especial, más temprano de lo habitual (en primavera, otoño y verano; en invierno se observa al mediodía), para que los fenómenos lumínicos que se producen en los monumentos puedan ser observados por el público que lo solicite.
En concreto, coincidiendo con el equinoccio de primavera, la actividad tiene lugar en el dolmen de Viera los días 19, 20 y 21 de marzo a las 7:15 horas, para contemplar la entrada del sol en el corredor del monumento megalítico al amanecer, dejando en penumbra la cámara mortuoria. Dado lo reducido del espacio, es imprescindible realizar la solicitud de reserva.
- Fiesta del equinoccio en el Cosmolarium de Hornos
El Cosmolarium de Hornos ha preparado una observación especial coincidiendo con el equinoccio de primavera para este sábado 23 de marzo. Los participantes podrán descubrir los misterios que esconde la Luna en el cielo nocturno de la sierra de Segura de una forma amena y original. Mediante las explicaciones de monitores expertos conocerán y descubrirán todas las curiosidades del firmamento.